«Insert Coin»: Garci, un escritor que, además, hace cine

Además de una serie cada vez más nutrida de ensayos sobre el séptimo arte (publicados en su mayoría por Nickel Odeon y por Notorious), nuestro oscarizado director ha ido elaborando a lo largo de su vida una sólida producción literaria, de la que los veinticinco relatos que constituyen «Insert Coin» suponen una muestra muy interesante.

Los veinticinco cuentos de que consta el libro fueron escritos entre 1966 y 1998, y abarcan todos los géneros , desde la ciencia ficción hasta el microrrelato, el «noir», el relato navideño, el terror y el erotismo (y no trato de ser exhaustivo). Cualquier temática es susceptible de encontrarse aquí, pues de lo que se trata es de desarrollar un «élan» narrativo que a Garci le viene de nacimiento, un impulso irrefrenable de contar historias para el que cuenta con el magisterio de nombres propios tan señeros como su admirado Somerset Maugham («pronúnciese Moom», como el propio autor escribe en «Déjate de cuentos», el delicioso texto que figura como pórtico del volumen y que escribió para la ocasión en diciembre de 2017). Junto a Moom no podemos dejarnos, en la logia mayor de las preferencias garcianas, a su adorado Baroja , ni tampoco a maestros como Chéjov, Maupassant , Poe, Melville, Borges... a los que siempre recurre a la hora de la relectura feliz.

En todos los relatos de «Insert Coin» subyace, cómo no, su amor confeso al cine y la nostalgia de un tiempo pasado en el que la Gran Vía madrileña resplandecía desde los carteles multicolores que anunciaban películas mitológicas y eternas, esas que solo el cine norteamericano de las décadas prodigiosas era capaz de fabricar. Tan mitológicos como esas películas de los 30, los 40 y los 50 son, para el aficionado a la narrativa española contemporánea, libros prehistóricos e inencontrables de Garci como «Bibidibabidibú» (1970), «Adam Blake» (1972, con prólogo de Narciso Ibáñez Serrador) o «La Gioconda está triste y otras extrañas historias».

De esos libros hay muestras en «Insert Coin», que se inicia con el cuento sobre la sonrisa perdida de la Gioconda, uno de los mejores que escribió Garci ¡a la improbable edad de veinte años recién cumplidos! Desde aquella época primigenia dio muestras del efervescente «wit» que luego lo conduciría a la cumbre de los premios César González Ruano y Mariano de Cavia de periodismo, ambos obtenidos por él. Porque la prosa narrativa de Garci tiene mucho del nuevo periodismo de autores como Capote, Liebling o el recientemente fallecido Tom Wolfe, de ese nuevo periodismo que ha cincelado una literatura tan alta, por lo menos, como el «skyline» de Manhattan o de Kuala Lumpur.