La fórmula Elena Ferrante

Con el apoyo de su editorial y ella manteniendo intacto el misterio de su identidad , es difícil defraudar. Pero es que, además, en La vida mentirosa de los adultos Ferrante maneja con destreza los elementos que le hacen fuerte y que potencia en su maravillosa narrativa. Como si de un combinado se tratara, ha metido en una coctelera todos esos ingredientes que le han llevado al éxito: amistad, adolescencia, familia, fealdad, religión, mentiras, clase social, sexo y Nápoles . Siempre Nápoles, una ciudad en permanente conflicto social. Como una guía turística, Ferrante (o Giovanna) nos enseña las calles que recorren sus personajes, desde Rione Alto, un barrio elegante y señorial, hasta el Pascone, donde habita la clase baja.

Giovanna, la protagonista y narradora de la historia, tiene doce años cuando escucha a hurtadillas una conversación entre sus padres: «Cada vez se parece más a su tía Vittoria». ¿Hay algo más terrible para una niña que oír a su idolatrado padre decir que es como su abominable tía? Hasta entonces, la vida de Andrea, Nella y Giovanna transcurría en la perfecta monotonía de su casa de Rione Alto. Son un matrimonio que pertenece a la clase media intelectual italiana de los años noventa. Leen muchos libros y hablan de política . Y los fines de semana se ven con sus vecinos y amigos del barrio. Pero esa conversación, aparentemente banal y escuchada a destiempo, cambiará el destino de todos los personajes. Giovanna se toma muy en serio el desafío de conocer a Vittoria y, para ello, tendrá que moverse por unas calles que desconoce hasta llegar al Pascone, donde vive esa tía «soberbia, ingrata y cruel», como la describe su padre. Pero la proximidad de esa mujer amenazante y envolvente cautiva a Giovanna porque la trata «como si fuera mayor y no como a una chica de doce años».

Hasta llegar a la tía Vittoria y saber si es tan fea como la pinta su padre y, por lo tanto, confirmar que ella es tan fea como su tía (su gran preocupación), Ferrante hace creer al lector que se trata de un thriller. Pero el misterio se desvelará enseguida. Giovanna conocerá a Vittoria y, a través de los personajes que rodean a ésta, accederá al sexo más vulgar que una adolescente pueda descubrir. Indagará en la religión, de la que no se habla en su casa. Y descubrirá que todo su entorno es una farsa, empezando por su casa, con unos padres mezquinos. Una pulsera, una maldita pulsera que ni siquiera es bonita, es el hilo conductor de esa tela de araña que se teje entre los personajes del barrio alto y del bajo de Nápoles. Entre una clase social distinguida y el lumpen más descarnado.