ARQUITECTURA

Bienal de Venecia, horror al vacío

Oportunidad perdida la de la presente Bienal de Venecia de Arquitectura para reparar algunos excesos recientes. La cita se ve empañada por los grandes nombres

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fredy massad

El problema no es que la Bienal de Arquitectura de Venecia no sea más que una mera feria de vanidades . Una cita ineludible para todo arquitecto que se precie de querer exhibir sus ambiciones intelectuales envuelto en un aura de sofisticado esnobismo. ... Podría ser un evento que, una vez concluido, cayera en un total olvido por su intrascendencia . Se la critique o se la exalte, lo absurdo de la Bienal sería entonces algo absolutamente inofensivo. Pero que su presidente presente el cambalache de vacuidad, imposturas y banalidad que es esta edición afirmando que su motivación es «ayudar a los arquitectos a emerger de la crisis de identidad que están atravesando», y lo haga dando a entender que esa desastrosa imagen que ahora se tiene de ellos de «dueños de la fiesta / celebridad a los que se les ha solicitado crear deslumbrantes pasteles de boda» es consecuencia de haberse doblegado sacrificadamente a los irreflexivos caprichos de una sociedad que les ha exigido crear objetos «sorprendentes, que destacasen en medio de la mediocridad», evidencia cómo el problema fundamental es que lo absurdo se convierte en una infame hipocresía manipuladora.

Todo vale

David Chipperfield titula pretenciosamente Common Ground a un batiburrillo de «cualquier cosa vale» que insiste en reivindicar una reacción «contra las tendencias profesionales y culturales en vigor». Una declaración que resulta hilarante , no solo por pretender que se crea en la inocencia del arquitecto, sino por afirmar que es momento de dejar atrás el star-system seleccionando como participantes a arquitectos como Foster , Hadid , Koolhaas, Nouvel, Herzog … El problema de esta paradójica selección no radica solo en destacar, en lugar de silenciar, a esos nombres que ya poco o nada tienen que decir y cuya presencia hace que propuestas de mayor calado –de entre las 69 participantes, que, en algunos casos, actúan como proyectos comisariados de exposiciones– queden eclipsadas. En positivo destacan, por ejemplo, las reflexiones sobre la dimensión cotidiana de la arquitectura presentadas por Sergison Bates y por Caruso St. John .

Se traspasan límites de lo éticamente aceptable al hablar de pobreza o la crisis social

La impresión es que la posición cínica de Chipperfield se debe a la necesidad de complacer demasiados intereses justo en un momento en que habría sido necesario arriesgarse con una apuesta potente, de ruptura, de clara diferencia con la ambigua frivolidad imperante, de la que su propia selección es reflejo. Sin duda es de ilusos pensar que esto es posible desde una plataforma como esta; pero lo imperdonable de esta edición es que se traspasen los límites de lo éticamente aceptable, utilizando temas como la pobreza o las problemáticas sociales que está generando la recesión para fingir una impostura de honradez . Ni siquiera la iracunda declaración que Wolf Prix difundió contra la banalidad de esta bienal el pasado 28 de agosto resulta, aunque certera, enteramente creíble.

La lección más brillante

No obstante, seguramente la lección más interesante dentro del ámbito de Common Ground la brinda Luis Fernández-Galiano con Spain mon Amour, donde exhibe la obra de Mangado, Mansilla+Tuñón , Nieto Sobejano, Paredes Pedrosa y RCR Arquitectes en un desvergonzado montaje que, fingiendo concienciación sobre las dificultades de los jóvenes arquitectos para realizarse profesionalmente, no hace sino visibilizar el desprecio de la generación que ya ha superado los 50 hacia las siguientes . Estudiantes y jóvenes arquitectos, vestidos de blanco y ocultos tras una máscara veneciana, actúan como peanas humanas sosteniendo maquetas de edificios construidos por sus ancestros, que hace poco los buscaban como mano de obra explotable y que ahora, que el pastel a repartir es mucho más pequeño, quieren expulsarles, asegurándoles paternalistamente que les compadecen . Más lamentable y elocuente aún es que las pequeñas maquetas que sostienen pertenezcan a quince edificios que recuerdan «aquel tiempo mejor» que ya se ha ido pero cuyos privilegios y supuesta gloria a tantos cuesta soltar.

Propuestas de mayor calado apellidos quedan eclipsadas por los grandes nombres

Cincuenta y cinco pabellones nacionales completan la Bienal . La propuesta del español es una perfecta síntesis del desconcierto reinante entre los poderes que manejan la arquitectura en nuestro país. Sus comisarios, García-Abril y Débora Mesa , nos dejan dudando de si con su propuesta (de la que forma parte la reproducción, como hilo musical, de Cada loco con su tema, de Serrat , como si fuera necesario subrayar que no existe la menor coherencia entre lo expuesto), nos están gastando una broma pesada o haciendo crítica contundente con una ironía tan sutil que se nos escapa.

SPAINLab induce engañosamente a asumir que lo presentado guarda relación con temas relativos a la investigación, cuando en realidad el montaje es una especie de museo de los horrores . La idea recupera la ligereza con que, a mediados de los noventa, el término «laboratorio» era aplicado para designar la pseudo-investigación científica en la que quiso convertirse la arquitectura. La recuperación de ese concepto con connotaciones de cuestión vanguardista se delata como pretexto para encubrir el extravío actual de la arquitectura española.

Obsesión por lo mediático

Protagonista es el proyecto para la Fundación ElBulli de Cloud9 , corroborando que la apuesta por el feísmo y un torticero discurso sobre la innovación son la piedra filosofal de un arquitecto más obsesionado por lo mediático que por la coherencia real de sus supuestas visiones avanzadas. No queda claro si Vicente Guallart acude a título particular o como arquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona, si está confundiendo lo público con lo privado. Completan la selección trabajos diversos, a los cuales es difícil encontrar relación directa con la idea de «laboratorio», de Menis, Selgascano, Ecosistema Urbano , RCR y Sancho-Madridejos .

La Bienal delata aún más en qué estado se encuentra un sistema de poderes, castas y amiguismos que ha provocado el hundimiento de la arquitectura actual; basado en las imposturas, en afirmaciones mentirosas como las de Chipperfield, lanzadas sin pudor: Negar el vacío llenándolo con más vacío.

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