OPINIÓN
Diez frases para el año 12+1
He aquí un compendio de frases escritas por otros para recibir al año 2013 y superar la apatía general que se cierne sobre el ámbito de la cultura
laura revuelta
Confieso un absoluto embotamiento cerebral. No tengo la menor idea sobre qué escribir en estas contadas líneas. Serán los excesos y defectos propios de estas fechas. Sobre todo el que deviene del pesimismo cultural reinante. El año 2012 se ha ido como vino, chungo, y ... el 2013 (12+1 para los supersticiosos como yo) ha llegado como se lo esperaba, chungo. También pudiera ser que me sienta un poco vaga y otee el horizonte con desidia.
Nada por aquí y nada por allá, o más de lo mismo, y, más que levantar la cabeza, me apetezca esconderla entre un puñado de frases escritas por otros. Vamos, que sean esos otros quienes rellenen este vacío. Aquí las tienen. Unas vendrán a cuento de este cuento que estamos viviendo y otras yo se las cuento porque en algún momento se quedaron grabadas en el cuaderno de la memoria. Y ahora las recuerdo.
Las penas cantadas son menos penas
Podemos empezar con Victor Hugo y sus Miserables, éxito cinematográfico de estas semanas (recomiendo que vayan a verla, les aseguro que las penas cantadas son menos penas), para que el maestro Hugo me dé un golpe en la cabeza y abandone tanta tontería: «El escepticismo, esacaries de la inteligencia, no le había dejado ni una idea entera en la cabeza». Ante esta regañina, mi ánimo escéptico empieza a recuperarse y se da de bruces con este otro toque de atención que T. S. Eliot condensó en tres palabras, «la pocilga del contento». Dos en la frente para despertar, y la cosa va in crescendo en la tercera sentencia rescatada. Esta es de Cervantes: «Es cosa manifiesta que no es de estima lo que poco cuesta» (El Quijote).
Pero «donde no hay paradojas, no hay vida», que dijera Saul Bellow para resumir esa incertidumbre milenaria que el decadente Proust (autor que este año volverá a la carga con la reedición de sus clásicos) explicó a su manera, y frente a una magdalena: «Cada cual llama ideas claras a las que se hayan en el mismo grado de confusión que las suyas» (Por el camino de Swann). Paradójico y confuso porque la concatenación prosigue: «El destino (o lo que quiera que sea) se deleita en crear una gran capacidad para luego frustrarla», de C. S. Lewis en Una pena en observación. «Leer a menudo equivale a ser embaucado» ( Raymond Roussel ). «La literatura es libertad» (Susan Sontag).
«Debo, debo, debo»
Con estas dos vamos ya por la séptima y la octava, acuñadas por dos pensadores fundamentales en el discurrir del siglo XX, aunque parece que sus palabras se le han atragantado al XXI. «Nuestra especie es la única especie creadora y posee solamente un instrumento de creación: la mente y el espíritu individual del hombre», John Steinbeck dixit para mayor inri (Al este del Edén). Y me permito el lujo de cerrar el decálogo con Virginia Woolf , quien lo tenía bien claro y lo dejó escrito antes de ahogarse en el río de la vida: «Así es la feliz concatenación de los hechos, uno tras otro en nuestro vivir. Cloc, cloc, cloc. Debo, debo, debo. Debo irme, debo dormir, debo despertar, debo levantarme...» (Las olas). Ustedes pueden entresacar otras diez frases en sus cuadernos de la memoria.
Diez frases para el año 12 1
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