Los robos en el campo se agravan ante la ineficacia de las medidas de prevención

Asaja advierte que se ha pasado de los hurtos a los asaltos de fincas y robos con violencia

Los robos en el campo se agravan ante la ineficacia de las medidas de prevención ROLDÁN SERRANO

david jurado

La inseguridad en el agro cordobés, al igual que en el resto de España, raya ya la psicosis. Así lo confirman a ABC los ganaderos y agricultores afectados por la oleada de robos en sus explotaciones. Y así lo refleja un documento interno elaborado por ... Asaja-Córdoba sobre la inseguridad en el campo y al que ha tenido acceso este periódico. En el mismo se indica que «es pública y notoria la intensidad y gravedad que están adquiriendo en los últimos años las sustracciones y daños en el sector agrario español». El informe, titulado «Perspectiva actual de los delitos patrimoniales en el mundo rural», indica que «se está pasando de la sustracción tradicional de los productos agrícolas o de las cosechas, a hechos tan deleznables como robos con violencia o intimidación, allanamientos de morada o incluso homicidios de agricultores en sus propias explotaciones». Esa psicosis ha llevado a que los propios afectados constituyan patrullas vecinales, como ha ocurrido en algunos sitios para proteger sus fincas y cosechas de los robos. «En otras áreas, se ha optado por la contratación de servicios de vigilancia privada, a cargo de colectivos de productores agropecuarios», matiza el informe.

Y si hay algo que haya contribuido a generar esta «sensación de inseguridad y de alarma social, desconocidas hasta la actualidad en el ámbito rural» es la ineficacia de los planes de seguridad y de las medidas políticas adoptadas. El segundo punto de este informe, titulado «Situación actual. Insuficiencia de la normativa penal vigente», ratifica este planteamiento. Así, critica que «el delito de hurto del vigente artículo 234 del Código Penal no sirve para erradicar las sustracciones en el campo», puesto que sanciona al que se apropie de cosas mueble ajenas sin la voluntad de su dueño, cuando la cuantía no exceda los 400 euros, lo que supone, a la vista del bajo precio de los productos agrícolas, que si simplemente se trata de una apropiación de éstos ha de ser muy cuantiosa en cantidad para que sea considerada un delito y no una falta de hurto. Un ejemplo: alguien que robe 1.500 kilos de naranjas habrá cometido un hurto, ya que el valor de lo robado apenas llega a los 400 euros, según los precios que se pagan a los agricultores.

Además, se critica también que, pese ha haberse modificado este punto en la reforma aún en tramitación del Código Penal para que quien cometa tres veces la falta de hurto en un año sea sancionado con la misma pena que el autor de un delito de hurto (pena de prisión de 6 a 18 meses), eso «no ha sido una solución».

El informe critica que tampoco se ha cumplido el compromiso acordado de establecer en un plazo de un año, en colaboración con las comunidades autónomas, de un sistema electrónico de registro para las faltas para tener una contabilidad nacional que permita detectar rápidamente a los reincidentes.

Y luego está la «sensación de impunidad» hacia los ladrones, lo que hace que muchos agricultores ni siquiera pongan la denuncia al tener la plena convicción de que no servirá de nada. Fuentes de Asaja confirman esta hipótesis y la mantienen con un dato bastante esclarecedor: la baja cifra de denuncias. Desde 2010, en el que empezaron a tramitar las denuncias de sus asociados, cada año elevan un centenar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, una cifra «irrisoria», según fuentes de Asaja. Desde el Gobierno se admite la «enorme preocupación» que vive el sector y se anima a seguir denunciando los casos.

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