Hallan, por primera vez, todos los bloques básicos de la vida en meteoritos

Hasta ahora, solo se habían identificado tres de los cinco 'ladrillos' esenciales para la formación del ADN y el ARN. El hallazgo refuerza la idea de que la vida surgió en nuestro planeta gracias a aportaciones del espacio exterior

Muchos científicos creen que el impacto de meteoritos en la Tierra primitiva pudo suministrar el agua y las moléculas necesarias para que empezara la vida Laboratorio de Imagen Conceptual del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA

Adenina, citosina, guanina, timina y uracilo. Esas son las cinco 'nucleobases primarias', las 'letras' (A, C, G, T, y U) cuyas múltiples combinaciones conforman el libro de instrucciones de la vida. Las cuatro primeras moléculas 'escriben' nuestro ADN, mientras que la última (el uracilo) sólo está presente en el ARN, donde sustituye a la timina.

Durante décadas, los astrónomos le han dado vueltas a la idea de la panspermia , la teoría de que la vida, o por lo menos sus elementos esenciales, no se originaron en la Tierra sino que llegaron a nuestro planeta a bordo de meteoritos. Y aunque los científicos han encontrado ya en esas rocas espaciales numerosos compuestos y moléculas orgánicas, hasta el momento solo habían logrado identificar a tres de las cinco nucleobases primarias, en concreto, adenina, guanina y uracilo. Pero ni rastro de las otras dos.

Ahora, y gracias al uso de una nueva generación de herramientas de análisis, un equipo de investigadores dirigido por Yasuhiro Oba, de la Universidad de Hokkaido, en Japón, ha conseguido por fin encontrar también citosina y timina, las dos nucleobases que faltaban, en tres conocidos meteoritos: los de Murray, Murchison y el lago Tagish. El hallazgo se acaba de publicar en 'Nature Communications'.

El primero de los tres meteoritos estudiados fue encontrado en Estados Unidos en 1950 y el segundo cayó en Australia en 1969. Ambos tienen una antigüedad de cerca de 5.000 millones de años, cuando el Sistema Solar apenas estaba empezando a formarse. El tercero, algo más reciente, se formó al mismo tiempo que la Tierra, hace unos 4.500 millones de años, y cayó en Canadá en el año 2000. Las tres rocas, pues, son igual o incluso más antiguas que nuestro planeta, y forman parte del material original a partir del que se formó nuestro sistema planetario.

"La detección de todas las nucleobases primarias de ADN y ARN en meteoritos indica que esas moléculas se suministraron a la Tierra primitiva antes del inicio de la vida -explica Yasuhiro Oba-. En otras palabras, obtuvimos información sobre el inventario de moléculas orgánicas relacionadas con el ADN y el ARN antes de que surgiera la vida en la Tierra”.

Una búsqueda difícil

Los investigadores examinaron como nunca hasta ahora los perfiles químicos de cada muestra para determinar las concentraciones de los componentes básicos para la vida. Les tomó alrededor de un año completar su análisis. Oba y su equipo trituraron primero cada muestra de roca hasta convertirla en polvo, al que se agregó agua, después de lo cual se usaron ondas de ultrasonido para separar las partículas en capas. Luego, el grupo usó espectrometría de masas para identificar compuestos según su peso molecular.

Según el estudio, había una buena razón por la que la citosina y la timina nunca se habían identificado antes en meteoritos: están presentes en cantidades tan pequeñas que hasta ahora no existía una tecnología lo suficientemente precisa para medirlas. Además, la molécula de citosina es extremadamente frágil y tiende a corromperse en presencia de agua y altas temperaturas

Además de las cinco nucleobases primarias, Los investigadores hallaron otras 18 moléculas orgánicas en los tres meteoritos, lo que según ellos sugiere que estos materiales están muy extendidos en el espacio. El equipo concluyó que los compuestos orgánicos encontrados en las muestras están presentes tanto dentro como fuera de nuestro Sistema Solar.

¿Son realmente extraterrestres?

Ahora bien, ¿existe la posibilidad de que las moléculas observadas fueran fruto de la contaminación de las muestras? ¿Es decir, que no fueran extraterrestres y que se hubieran adherido a los meteoritos después de llegar a la Tierra? Los investigadores creen que no, entre otras cosas, porque en el terreno alrededor del impacto de Murchison, en Australia, las cantidades relativas de nucleobases son muy diferentes a las halladas en el propio meteorito, lo que sugiere que las de la roca realmente proceden del espacio.

Según Oba, estos compuestos podrían haberse generado por reacciones fotoquímicas en los granos de polvo que flotan en el espacio interestelar, y después incorporarse a los asteroides cuando el Sistema Solar se formó. Su eventual entrega a la Tierra, a bordo de los muchos meteoritos que chocaron con el planeta en los lejanos tiempos de su formación, pudo haber sido la chispa que inició la evolución de la vida primitiva.

Con todo, los hallazgos de Oba y su equipo no despejan aún definitivamente las dudas sobre si la vida en la Tierra recibió ayuda del espacio o si por el contrario se produjo exclusivamente en la sopa prebiótica de la infancia del planeta. Pero añade nuevas e importantes piezas al difícil rompecabezas de la búsqueda del origen de la vida. ¿Nacimos realmente en nuestro pequeño planeta azul o nuestra composición química revela que la vida extraterrestre existe, y somos nosotros?

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