«Es una barbaridad culpar a Dios de lo mal diseñado que está el mundo»
- Usted ha recibido muchos premios y reconocimientos en EE.UU. por su lucha sin cuartel contra el llamado creacionismo. ¿De dónde saca su fuerza este movimiento?
-En realidad de poca gente. De los cinco o siete científicos a sueldo del Discovery Institute, sólo ... uno es bioquímico profesional, el resto vienen de las ciencias sociales. Ni siquiera es una cuestión de convicciones. Me consta que ellos no creen lo que dicen.
-Pero otra gente sí.
-Sí, hay gente que lo cree de buena fe, del mismo modo que toman la Biblia en un sentido literal, ingenuamente. El creacionismo es la mayor aberración que se puede concebir no ya para la ciencia sino para la fe. Es una barbaridad que trata de resolver el reto de la teodicea, es decir, de cómo conciliar la existencia del mal en el mundo con la de Dios, echándole a Dios la culpa de todo lo que va mal. Que no otra cosa es el diseño inteligente.
-Porque el mundo está mal diseñado.
-No puedo concebir nada más desastroso para la religión que el diseño inteligente. Según sus promotores Dios sería el responsable de los tsunamis, del terremoto de Haití, de las erupciones del Vesubio. Los defectos genéticos serían un castigo de Dios, así como la crueldad de la Naturaleza y de todo el mundo viviente. ¿Sabía usted que el 20 por ciento de los embarazos se malogran antes del tercer mes porque el canal de natalidad humano es muy imperfecto? ¿Y le parece a usted serio considerar que 20 millones de abortos al año puedan ser culpa de Dios?
- ¿Qué impacto puede tener en todo este debate la presidencia de Obama?
-Positivo. Por de pronto Obama ya ha aumentado los presupuestos para la investigación científica y sobre todo para la educación que Bush había congelado. Es un hombre inteligente, que entiende el papel de la ciencia y ha hecho nombramientos de categoría. -Obama también está aflojando las restricciones para investigar con células madre.
-Ese es otro tema fundamental. En Estados Unidos hay 500.000 parapléjicos como resultado de accidentes de tráfico. Su lesión es una rotura de la médula tan pequeña como la que se hace usted cuando se corta con un cuchillo en la cocina. Sólo que las células de su piel se regeneran y las células nerviosas no. Investigar con células madre es vital para avanzar en la curación de esos enfermos.
-Los que se oponen a ello alegan que esa investigación implica la destrucción de embriones humanos.
-Yo discutí esto con el secretario de la Conferencia Episcopal americana, que me ha invitado varias veces a hablar en sus retiros. Le dije que estos embriones proceden de excedentes de tratamientos de fertilidad y van a la basura. En Estados Unidos hay 500.000 embriones conservados en nitrógeno líquido y en España unos 100.000.
-¿Están en una especie de limbo?
-Están en una basura discreta de la que no van a salir. Lo único que se pide es aprovechar algunos de estos embriones que nadie quiere desarrollar, de ninguna manera promover abortos.
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