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HISTORIAS DE LA CORONA

El otro Rey que inspira a Don Felipe

Su referencia es Carlos III, el Monarca que trató de convencer a los españoles de que el trabajo dignificaba y no envilecía, como se pensaba entonces

El otro Rey que inspira a Don Felipe ABC

ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS

Lo primero que hizo Don Felipe cuando tomó posesión de su despacho de Rey fue instalar el cuadro de Carlos III, de Rafael Mengs, que hasta entonces lucía en una de las paredes de su residencia. De sus veinte antepasados que han sido Reyes de España, Don Felipe escogió como referencia a este Monarca ilustrado, reformador y amante de la ciencia como él, que reinó en nuestro país entre 1759 y 1788.

Carlos III fue un Rey honrado, de una vida privada ejemplar, que incorporó la Ilustración a España y se rodeó de los ministros más eficaces, como el marques de la Ensenada, el conde de Aranda y el conde de Floridablanca, quienes transformaron nuestra nación con obras públicas, fábricas, caminos y hospitales.

Uno de los principales objetivos de Carlos III fue convencer a los españoles de que el trabajo no envilecía, sino que por el contrario dignificaba. En aquella España los únicos trabajos honrosos eran las armas y las letras. Los hidalgos preferían vivir en la miseria antes que trabajar, y los trabajadores manuales estaban tan desprestigiados que no podían desempeñar cargos públicos.

El Rey quería que todos contribuyeran a hacer de España un país avanzado y que la nobleza también dejara de ser ociosa y empezara a contribuir al progreso del país. Para ello el 18 de marzo de 1836 aprobó una Real Cédula por la que declaraba lo siguiente: «Que no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes u oficios de herrero, sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo, son honestos y honrados, y que el uso de ellos no envilece la familia, ni la persona del que los ejerce, ni la inhabilita para obtener los oficios municipales de la República en que están avecindados los artesanos o menestrales que los ejerciten».

Doscientos años después, el trabajo sigue siendo el primer problema de los españoles, pero ya no por prejuicios sociales sino por el elevado desempleo.

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