COPA DEL REY

Diego Costa profana el nuevo San Mamés

El Atlético resiste el arrebato vizcaíno y es el primer equipo que gana en ese campo. Se medirá al Madrid en semifinales de Copa

Diego Costa profana el nuevo San Mamés EFE

miguel ángel barroso

Bajo el diluvio, con el Brazuca —el balón del Mundial— deslizándose a velocidad de vértigo por el campo y las gradas rugiendo, porque el nuevo San Mamés ha heredado la mística del viejo, el Atlético volvió a hacer llorar a su pariente del norte, que ... no pudo tomarse la revancha de la final de la Liga Europa de hace dos años. Lo hizo además profanando un coliseo irreductible hasta la fecha. El Athletic, equipo copero por antonomasia, que ama esta competición desde hace más de un siglo, se topó con un rival rocoso al que le van también los torneos por eliminatorias. El Atlético está para todo esta temporada, incluido un choque con el Real Madrid en semifinales, aunque en su discurso sólo cuente el partido liguero del próximo domingo frente a la Real Sociedad. [Así lo hemos contado]

El choque giró, en gran parte, alrededor de la figura de Diego Costa, que ya ha adquirido la categoría de persona non grata en el Bocho. Fue el verdugo en el desenlace, pero reclamó protagonismo durante todo el encuentro. Ya a los 30 segundos el hispanobrasileño pudo sentenciar la eliminatoria en un mano a mano con Herrerín; el portero le adivinó la intención. Casi en la siguiente jugada Laporte lo derribó en la banda izquierda, ganándose una tarjeta. El baile Costa-Laporte se convirtió en un clásico en esta serie, y parece obvio que tras el partido no se fueron de chiquiteo.

El Atlético, muy bien plantado sobre el campo en el arranque, frustró sin excesivos agobios las acometidas de los vizcaínos, pese a que sufrió a los 13 minutos la lesión de Filipe, dañado en el aductor derecho tras un mal gesto. Fue sustituido por Insúa, y Adrián cambió de banda para ayudar en labores defensivas al lateral argentino. El sacrificio atrás del delantero asturiano estuvo por encima de sus prestaciones en ataque.

Frenesí en un pildorazo

La concentración de los madrileños empezó a mostrar fisuras pasada la media hora, y la precipitación en la salida del balón desde la defensa propició algún barullo en el área. Mikel Rico avisó con un disparo que pasó rozando el poste. Y en el suspiro previo al descanso el nuevo San Mamés reivindicó su papel de caldera de emociones. El rigor táctico exigido por Simeone saltó en pedazos. Balenziaga puso un centro formidable desde la izquierda y Aduriz, un delantero de grandes recursos, superó a Godín en el salto para cabecear el balón a la red. El frenesí fue en aumento y Courtois salvó a su equipo de un descalabro con varias intervenciones milagrosas a remates de Iraola, Aduriz y Rico. Así se gestiona la efervescencia en esta plaza: hay que aprovechar el efecto del pildorazo para tumbar al rival.

No duró ese efecto al reiniciarse el partido, cuando se vio un sorprendente cambio de roles: asalto a la meta bilbaína y papel de héroe para Herrerín, que se tiró como un gato a por un ovillo de lana cuando Diego Costa picó el balón de cabeza junto al palo. Volvió el meta a acaparar los focos en un buen remate de Raúl García, pero la alegría duró lo justo: el rechace le cayó al Cebolla Rodríguez, que centró para que Raúl volviera a probar suerte; esta vez su remate sí hizo daño, sumando su 13º tanto esta temporada (4º en Copa, donde tiene un pulso nada menos que con Messi).

Empate a uno y nuevo partido, la versión más apasionada, pizarras fuera, toque a rebato de los bilbaínos en busca de un nuevo desenfreno y contragolpes de los madrileños. En uno de ellos, Koke sirvió a su socio favorito, Diego Costa, que cerró el círculo: esta vez su mano a mano acabó en gol. Al ser sustituido, Simeone le aplaudió con ganas.

Diego Costa profana el nuevo San Mamés

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