ETA compró material para bombas tras anunciar el cese del terrorismo

Según precisó ayer el Ministerio del Interior, al cabecilla del «aparato logístico», Etxeberria Oyarbide, se le incautaron importantes cantidades de resina de cristal, epoxy y circoflex , que la banda había adquirido recientemente. Se trata de productos químicos de uso comercial, pero que los terroristas suelen utilizar para la elaboración de elementos asociados a los artefactos explosivos como, por ejemplo, la realización de moldes y la unión de piezas electrónicas. Todo ello encaminado a confeccionar bombas cada vez más letales y con menos riesgo para los criminales.

En este sentido, los agentes también han recuperado una sustancia denominada «sikaflex». Se trata de un potente sellador que se utiliza en ingeniería y arquitectura para aislar el agua. Además, Etxeberria Oyarbide portaba dos tarjetas de identificación de la Guardia Civil, dos placas falsas, dos documentos de identidad y permisos de conducir también falsos y un teléfono móvil sin batería. En poder de Íñigo Sancho Marco y Rubén Rivero Campo, los agentes localizaron quince documentos de identidad españoles, cuatro tarejetas de la Benemérita , un documento portugués y otro francés, así como varias placas de matrícula falsas y una importante cantidad de dinero en metálico.

Asimismo, a los terroristas se les han incautado tres revólveres sustraídos en la fábrica de armas de la localidad francesac de Vauvert, en octubre de 2006, poco antes de que ETA dinamitara la T-4 y, con ella, el «proceso de paz» mantenido con el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. La Policía francesa analiza el vehículo utilizado por estos dos últimos etarras, y que habían dejado en el aparcamiento de la estación de Joigy, donde se practicaron los arrestos. Las primeras investigaciones apuntan a que los tres etarras iban a mantener una cita para después trasladar el material a algún piso de seguridad , en los arrabales de París, que las Fuerzas de Seguridad intentan localizar. Los investigadores confían en que pudiera encontrarse más material y huellas.

Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC subrayan que de la operación en modo alguno se puede deducir que ETA se esté reorganizando ante la posibilidad de reanudar la actividad criminal a corto o medio plazo. Pero alimenta la sospecha de que la banda no ha renunciado a reanudar la «lucha armada» en caso de que la «izquierda abertzale» no logre la independencia del País Vasco por las «vías políticas». En definitiva, pone de manifiesto que, lejos de entregar sus arsenales o destruirlos, está adquiriendo más material y lo intenta poner a buen recaudo, prueba de que el «cese» de su actividad terrorista no es tan «definitiva» como anunció en octubre la propia banda y han refrendado su brazo político. Tal y como en su día adelantó ABC, en el documento «ProDem» ETA asegura que «no dará nunca las armas al enemigo, ni las romperá. Las guardará».

Y esto es lo que iban a hacer los etarras cuando fueron sorprendidos, poco después de que el lendakari anunciara la retirada de escoltas para sus viceconsejeros. También en tiempos de tregua, en junio, la Policía gala detuvo a Iñaki Domínguez Atxalandabaso en una estación de tren cuando procedía de Turín con abundante material para explosivos.

El operativo describe la actual situación de una banda que agoniza. Su debilidad operativa había aupado a un etarra sin «curriculum», Jon Etxeberria, a la jefatura del «aparato logístico». Y como «lugartenientes» figuraban dos terroristas de «saldo», Rivero y Sancho, que en un año dieron el salto de Segi a ETA, sin pasar siquiera por la «escuela de prácticas» de la «kale borroka». Ninguno estaba reclamado por terrorismo.