Goya como faro de la modernidad

Así, a la espera de que Caixaforum abra sus puertas a los Goya del Prado el próximo mes de marzo, el Museo Diocesano e Ibercaja se adelantan presentando en la ciudad los cuidadosos bocetos de «La adoración del nombre de Dios» y «El dos de mayo de 1808 en Madrid (o La carga de los mamelucos)», el óleo sobre lienzo «Baile de máscaras» y diez grabados de las series «Caprichos», «Disparates», «Desastres de la guerra» y «Tauromaquia». A su lado, obras Francisco Bayeu, Mariano Salvador Maella, Antonio González Velázquez y Corrado Giaquinto, completan el primer apartado de la muestra, dedicado al siglo XVIII.

La huella de Goya sigue bien presente con el cambio de siglo y de planta, aunque el protagonismo recae en esta ocasión en los paisajes de Rusiñol y Barbasán y en los lienzos de Francisco Pradilla, Mariano Barbasán, Aureliano de Beruete y Eugenio Lucas Velázquez, entre otros. La llegada del siglo XX supone también la irrupción de la escultura de manos de Pablo Gargallo, Pablo Serrano y Honorio García Condoy. El informalismo de los años cincuenta , representando por Guinovart, Clavé, Saura y Serrano, y las aportaciones de Benjamín Palencia y Francisco San José cierra una exposición que, además de resumir tres siglos de arte, quiere ser un homenaje al coleccionismo y a los coleccionistas, tal y como remarcaron sus responsables.