ROLAND GARROS
Nadal está de vuelta
Encuentra soluciones y arrolla a Soderling para citarse con Murray en semifinales

El campeón sigue vivo en París, reforzado su reinado porque él siempre se enciende en las grandes batallas. De repente, emerge el mejor Rafa Nadal , iluminado por la exigencia de unos cuartos que le emparejan con Robin Soderling —el único que ha sido capaz de derrotarle en esta tierra, octavos de 2009—, tremendamente mejorado su nivel después de cuatro entregas resueltas entre suspiros, fallos y malas caras . Justo cuando se le reclamaba por la magnitud de su rival, Nadal, enfrascado en la lucha por el sexto título en Roland Garros, apunta hacia la exclusividad de Bjorn Borg después de arrollar a otro sueco como Soderling por 6-4, 6-1 y 7-6 (3) en dos horas y 35 minutos. Bienvenido a casa, monsieur Nadal. [Narración y estadísticas]
La Philippe Chatrier, tan feliz estos días con un sol espléndido, se acicala para la cita porque lee en todas las previas que el rey está bajo sospecha , activada la alarma con ese inquietante «no estoy para ganar el torneo» que él mismo repitió tras eliminar a Ivan Ljubicic. Así es la central parisina, capaz de silenciar a la numerosa españolía en un intento a la desesperada de presenciar algo realmente noticiable, morbosa por definición una grada que siempre va con el otro sin que importe quién sea. Esta vez, como casi siempre, se acaba entregando a la grandeza de Nadal, que se planta en semifinales y desafía, mañana, a Andy Murray , a quien no le frena su lesión en el tobillo para eliminar a Juan Ignacio Chela. París, con los cuatro cabeza de serie con mejor ranking en la penúltima ronda —Djokovic y Federer disputan la otra semifinal— , está justo donde quería.
Y en las mismas vive Nadal, a quien le delata una mirada cómplice con su gente, estirada su derecha como no se le había visto antes, capaz de gestionar las situaciones de peligro con una concentración extrema. Respuesta de campeón en un examen de riesgo ante un enemigo incómodo , un jugador que entiende el tenis desde otro prisma y otro lenguaje, pues no es de los que pide perdón cuando la pelota le favorece después de golpear en la cinta y reclama al juez de silla que Nadal se toma demasiado tiempo en cada saque. [Las mejores imágenes del partido] Los derechazos del sueco, que suenan como martillos, siempre encuentran una respuesta y de ahí que se desespere. Nadal, lamentablemente para él, está fino: «Me quedo con la evolución y con estar en semifinales. Me quedo con superar una situación complicada. Hoy he jugado bien, a buen nivel . Y me quedo con la actitud, por la respuesta y por no haber tenido ningún despiste», resume el ganador.
Ha encontrado las soluciones a un problema que castigaba su cabeza y, por ende, bloqueaba sus piernas. Ahora, regenerada la barra de la confianza por las formas en el triunfo, piensa en el más allá y se ilusiona con lo que viene . Tiene motivos después del tenis exhibido ante Soderling, que cuando abrió los ojos ya había perdido dos veces su saque y únicamente dio conversación en el tercero. Nadal jugaba contra sí mismo.
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