«La familia del donante nos ha hecho el mejor regalo que existe»
Los padres del pequeño Ibai agradecen «a todo el mundo» las muestras de apoyo y cariño
M. J. CARRERO
«Tenemos los sentimientos a flor de piel. Esto es un milagro». Javier Uriarte se emociona al referirse al multitrasplante de su hijo. Junto a él, su esposa, Susana Costales, se ha quedado sin palabras. Ella lo único que quiere es estar junto al ... niño , darle besos y susurrarle al oído. «La familia donante, de la que no sabemos nada, nos ha hecho el mejor regalo que existe. En medio de su dolor por la pérdida de su hijo, han tenido este inmenso gesto de generosidad para que nosotros no pasemos por lo que han pasado ellos. Sólo tengo palabras de agradecimiento para esos padres».
Desde el 3 de diciembre, el matrimonio y la abuela materna, Isabel, están instalados en Madrid. Más bien, en La Paz, porque es aquí donde pasan los días y las tardes, pendientes de poder entrar en la UCI pediátrica a ver al pequeño y pendientes de las explicaciones de los médicos.
El aviso sobre el posible donante les pilló por sorpresa. No se lo esperaban. «Había salido a comprar un cuento de Dora porque se lo había prometido al niño cuando me llamaron y me lo dijeron. Desde ese momento, no hicimos otra cosa que esperar», explica Javier. Este vecino de Arkotxa, pero vinculado a Galdakao, está convencido de que su hijo -«un niño muy alegre y despierto»- va a salir adelante. «Llegó aquí en estado crítico y remontó. Después ha soportado muy bien una segunda operación y el trasplante, según los médicos, ha salido perfecto. Está en las mejores manos», dice.
La abuela tampoco tiene dudas. Optimista por naturaleza, se ha convertido en el soporte de su hija. «Hay que ser siempre positivo porque siendo negativo no se adelanta nada» , sentencia Isabel.
Si todo va bien, les quedan de dos a tres meses en Madrid, por lo que después de Navidad deberán buscar un nuevo alojamiento ya que hasta ahora están viviendo de forma provisional en la residencia de una congregación de religiosas. Javier, vigilante jurado en el Carrefour de Sestao, se plantea incluso hablar con su empresa para poder trabajar en Madrid . De momento, no tiene más que palabras de agradecimiento para sus compañeros de trabajo, que se han prestado a hacer sus turnos. También para todas las personas que les están ayudando. «Las muestras de solidaridad son continuas, empezando por el obispo de Bilbao, que vino a estar un rato con nosotros. Estamos agradecidos a todo el mundo». Más información en elcorreo.com
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