Cómo humanizar a Kapuscinski
Artur Domoslawski, biógrafo del reportero polaco, defiende en ABC que «contar aspectos polémicos» de su obra «es lo mejor para su memoria»
ABRAHAM COCO
Cruzar la frontera fue una de las obsesiones de Ryszard Kapuscinski . En «Viajes con Heródoto» reitera que era un «anhelo tentador y torturador», pues le intrigaba «el silencio que reina en las zonas fronterizas». Tres años después de su muerte, son otras fronteras - ... las que separan periodismo y ficción- las que centran la discusión en torno a su obra. La publicación de la biografía «Kapuscinski non-fiction» , escrita por su amigo Artur Domoslawski , ha sido el detonante. En ella desmitifica la figura de este «testigo del siglo XX», al que humaniza por creer que «es lo mejor para su memoria».
En declaraciones durante una visita al Máster de Periodismo de ABC , Domoslawski confiesa que durante los primeros meses de la investigación que le ha permitido glosar la vida de su maestro, t uvo «dilemas sobre cómo contar los aspectos polémicos» de los libros de Kapuscinski . Por ello, se impuso una norma: «entender las circunstancias personales» que habían rodeado a cada uno de sus reportajes o novelas. «Entender, que no justificar», indica. De hecho, sostiene que «la frontera entre periodismo y literatura no se puede confundir y los textos de Kapuscinski no pasarían el fact-checking (proceso de verificación de datos) de la revista New Yorker».
Ajeno a las críticas, que cree basadas en «rumores» en torno a un texto «que no ha sido leído», Domoslawski insiste en que no ha pretendido acusar de nada a Kapuscinski. No obstante, piensa que «no estaría muy feliz tras leer el libro», aunque sí «con algunas de sus partes». Él, por su parte, afirma que ahora, «como lo entiendo más, lo admiro más» .
Vida privada
«Me hubiese elegido a mí como biógrafo»
En referencia a la vida privada del reportero, el autor argumenta que «sólo cuento lo que es necesario para entender al personaje, treinta página de seiscientas» y defiende que «él tampoco habría omitido esos datos». Sin querer parecer arrogante, Domoslawski opina que si su colega hubiera podido escoger biógrafo, «me habría elegido a mí. No soy la única persona, pero sí la adecuada. Pensé que debía hacerlo yo y no alguno de sus detractores », afirma.
Asegura que «la idea de escribir la biografía llegó tras la muerte de Kapuscinski», pues sostiene que no debe abordarse la vida de quienes no han fallecido. De haber imaginado que algún día publicaría «Kapuscinski non-fiction», «le habría hecho ciertas preguntas que he tenido que dejar como hipótesis».
«Kapuscinski entendía que el mundo de la literatura no existe sin leyendas sobre los escritores. Y le gustaba la leyenda», opina Domoslawski. Periodista y polaco como su amigo, lamenta que no corrigiera datos erróneos sobre su vida «como que había conocido a Che Guevara» , algo utilizado por la editorial en la contraportada de uno de sus libros: «Debió corregirlo, pero cuando llegó a la cumbre era difícil». Ahora, «podría sentir cierto alivio» al ver que alguien lo hizo por él.
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