El caso del cartero jubilado

Este jubilado llevaba meses delinquiendo de la misma manera. No era algo nuevo para él. De hecho, contaba con 14 antecedentes policiales por delitos similares: estafa, hurto, robo con fuerza. Ahora suma delitos contra la intimidad. A lo que se dedicaba era a acudir a Leganés sin una asiduidad específica.

Conocedor de su trabajo, seguía a los carteros bancarios. Una vez éstos depositaban la correspondencia de entidades de crédito en buzones, entraba en los bloques de viviendas y, con la ayuda de un pequeño gancho, extraía los sobres. Se hacía con las tarjetas que contenían y, posteriormente, conseguía el teléfono de sus titulares. Los llamaba y se hacía pasar por un empleado del banco en cuestión, les pedía el número PIN con la excusa de que tenían que enviarle la documentación con la nueva tarjeta, y luego se iba flechado a un cajero de la entidad. Allí, sacaba todo el dinero posible. Así fue cómo actuó en, al menos, 40 ocasiones. Pero también le dio por comprar billetes de Metro de diez viajes, aprovechando que las máquinas expendedoras no piden número secreto.

Pero el Grupo I de Policía Judicial de la comisaría de Leganés le tenía vigilado. Y le echaron mano justo cuando se disponía a sacar más dinero de un cajero automático. Cuando le cachearon, portaba varios sobres abiertos de sus víctimas, la mayoría de Caja Madrid. La Policía no descarta que existan más casos.