Suscribete a
ABC Premium

Soledades compartidas: una anciana murió de alzhéimer junto a su hijo

Cuando Dolores no pudo soportar por más tiempo su soledad en el pueblo y decidió trasladarse a vivir con su hijo a Cataluña, no imaginó que su destino no iba a ser estar más acompañada

Mari Pau Domínguez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Llegó la noche, y no encontré un asilo,

¡y tuve sed!... Mis lágrimas bebí.

¡Y tuve hambre!... ¡Los hinchados ojos

cerré para morir!

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER, «RIMA LXV».

A veces tomamos decisiones en la vida que nos trasladan a ... la orilla en la que aguarda aquello de lo que pretendíamos huir. Pero como no podemos adivinarlo nos sentimos momentáneamente aliviados al dar el paso. Cuando Dolores no pudo soportar por más tiempo su soledad en el pueblo y decidió trasladarse a vivir con su hijo a la población de Cataluña en la que trabajaba, no imaginó que su destino no iba a ser estar más acompañada sino compartir con él la soledad.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia