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Álvaro Martínez - El caso del pequeño Alfie

El hombre jugando a ser Dios

Tom y Kate, padres jóvenes y luchadores por agotar hasta el último átomo de esperanza, han librado una bellísima batalla para conseguir el traslado de su hijo a un lugar donde no se adelantara su muerte

Álvaro Martínez

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Iba a durar unos «pocos minutos» sin ventilación… Pero no, Alfie Evans, apenas un bebé, propinó ayer la más hermosa lección de vida que uno pueda imaginar y, a la vez, el más duro varapalo que pudieran recibir los jueces (varios) y los médicos que ... combatieron, en la consulta y en los tribunales, contra la voluntad de los padres de que el crío no fuera desenchufado aun conociendo su gravísimo diagnóstico. Esos «pocos minutos» se fueron alargando y se convirtieron en horas. Alfie seguía respirando por su cuenta, sin tubos, y a los doctores del Hospital Infantil de Liverpool y al juez del Tribunal Supremo encargado del caso se les iba poniendo cara de Herodes cuando, con despiadada obstinación, volvieron a rechazar el ofrecimiento in situ de un responsable de un centro médico romano que se ofrecía a atender al niño. Hasta el avión medicalizado tenía listo. El Papa volvió a solicitar clemencia, pero no hubo manera. Alfie, que seguía respirando por su cuenta, debía morir sí o sí porque un juez, ilusamente disfrazado de Dios, así lo había sentenciado. Solo los ruegos del padre motivaron que se hidratase al crío y se le pusiera la mascarilla.

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