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Cachete

España esperaba anoche oír el despertador del Estado señalando con más energía la hora del final del delirio

Ignacio Camacho

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No era esto, no era esto. La proclamación de la independencia es un desafío chulesco, una humillación política y moral del Estado. El resultado de un deplorable vacío de poder, de una galbana institucional inexplicable, de un largo abandono abúlico y resignado, de un desarme ... democrático. Y todo eso no se puede solucionar con un envite manso. Al Gobierno no sólo se le han aflojado las piernas; le han temblado las manos. La convocatoria de elecciones, en estas circunstancias, equivale casi a un premio para los autores de un golpe que ha situado a España al borde del ridículo y del fracaso.

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