sucesos
Así es el presunto parricida de Carabanchel
«¡Dios mío, qué horror! ¿Por qué, Lolo, por qué?», dicen sus allegados, que aún no asumen lo sucedido. Todo apunta a que hubo premeditación y que actuó así para vengarse de su ex
Carlos Hidalgo/ M. J. Álvarez
Una venganza por la separación. Ese es el móvil que se maneja para explicar el atroz parricidio del uruguayo Jorge Diego Canepa, de 33 años, que degolló a su bebé, de 19 meses y asestó cinco cuchilladas al mayor, de 5 años, que se recupera ... en el 12 de Octubre.
La reciente separación de su mujer Verónica G. C. C., habría sido el detonante del escalofriante crimen, según los primeros indicios. «No vas a volver a ver a los niños», le advirtió la noche del domingo, cuando ésta, alarmada porque tras pasar el día con ellos no se los había entregado a la hora prevista, le telefoneó. La respuesta de Jorge Diego le hizo temer lo peor.
Canepa, amante del fútbol (la seleccion Uruguaya y el Real Madrid), parecía un «hombre normal», según sus vecinos y «un buen padre». Sin embargo no puede decirse que fuese «un buen marido», según los residentes. Verónica podría haber sido objeto de malos tratos, aunque jamás denunió. «Las discusiones entre la pareja eran frecuentes, así como los gritos», explican los habitantes del número 12 de la calle de Pedro Martínez (Carabanchel).
Por ello, la mujer, hastiada de la situación, cogió a sus dos pequeños hace mes y medio y se abandonó el domicilio familiar para irse a vivir a Hortaleza. Estaban tramitando la separación.
«Lo hago para que no sufran»
Todo apunta a que Jorge Diego no aceptaba esa situación y, por ello, premeditó acabar con la vida de sus hijos para hacer daño a su ex y con la suya, extremo que no llegó a realizar. « Lo hago por su bien , para que no sufran por el modo de vida de su madre», justificaba lo injustificable en una nota. Junto a ella, la Policía halló una cartilla de ahorros en la que decía que dejaba su dinero a sus padres.
Verónica llevaba tiempo trabajando como camarera en la Gran Pulpería de Pozuelo de Alarcón. De él, poco se sabe, aunque en las redes sociales hablaba a menudo de que había estado muy ocupado»: «He tenido mucho trabajo y ahora toca descansar», mientras colgaba fotos en las que va trajeado.
La reacción del amantísimo «padre y hombre tranquilo al que se le caía la baba con sus pequeños» ha provocado una enorme consternación en su entorno, que no son capaces de asimilar los espeluznantes hechos. «Dios mío, qué horror. ¿Por qué, Lolo, por qué?», repiten los allegados y vecinos del parricida que aún no asumen lo sucedido.
Sus padres, residentes en Montevideo, vinieron a España en octubre de 2012 para conocer al bebé asesinado, nacido un mes antes. Estuvieron en el estadio del Real Madrid e hicieron turismo por Toledo, Segovia...
Su cuenta de Facebook está llena de fotos con ellos y sus hijos. De su mujer apenas tiene imágenes, es como si no formara parte de su vida. Su último fotograma lo colgó en la terraza de su casa, el 12 de abril: se le ve sonriente, con una copa en la mano.
Aficionado a las películas de terror, ahora alguien ha dejado grabado con un punzón en la puerta de su casa: «Hijo de». El insulto no fue acabado.
Su exesposa se enfrenta ahora a una inexplicable tragedia que jamás hubiera imaginado, de lo contrario, no le habría dejado a sus hijos el domingo, asegura su familia.
Así es el presunto parricida de Carabanchel
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete