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EL BURLADERO

Valeria, la niña de la curva

La realidad no se combate con la ensoñación. Se hace con la seriedad de quien no se inventa historietas y propone soluciones creíbles

Carlos Herrera

Pedro Snchz no defrauda. Apuntaba maneras en sus primeras apariciones públicas hará poco menos de un año. Por aquel entonces no cesaba de contar la historia de Juana, una limpiadora que, al parecer, cobraba un ínfimo puñado de euros a cambio de un trabajo agotador. ... Me llamó la atención que la misma historia que había contado en una entrevista televisiva me la contase al día siguiente, en la radio, cambiando detalles menores y refiriéndola a otro sujeto supuestamente diferente. Qué casualidad, me dije, en dos días ha conocido a la misma persona en situaciones diferentes. Será que hace como Rigoberta Menchú, que aseguraba haber sido víctima de distintas y trágicas circunstancias que con el tiempo se demostraron falsas: sus exégetas, los que se negaban a la verdad de que Rigoberta era una farsante, justificaban la suplantación de la realidad afirmando que, en verdad, lo que hacía era asumir la historia colectiva haciendo suyo el sufrimiento de tantos como si a ella le hubiese ocurrido y así aprovechar la capacidad de multiplicación de su mensaje para denunciar un mal generalizado. Cuento del bueno, en una palabra: Rigoberta era una farsante de tomo y lomo, y sus adoradores, una panda de tontos del culo.

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