El gaditano Alfredo Serrano, adorador de Hugo Chávez

Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona, y exprofesor de la Universidad Pablo de Olavide, el asesor gaditano es el último reducto que mantiene la izquierda populista española en Venezuela. Ocupa un cargo como director del Centro de Estudios Estratégicos Latinoamericano de Geopolítica (Celag), con sede en Quito, desde el año 2014. Esa consultoría política fue creada junto con dos miembros de Podemos, Sergio Pascual y Auxiliadora Honorato , para dar continuidad a lo que había sido el Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS ), de cuyo Comité Ejecutivo formaba parte, lo mismo que Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Nicolás Maduro no ha dudado en llamar a Serrano Mancilla, «el Jesucristo de la economía».

El libro «El pensamiento económico de Hugo Chávez» lo catapultó a la fama entre la casta chavista. En la presentación de esta obra en 2014, Nicolás Maduro no tardó en elogiarlo y designarlo como su asesor oficial que le escribe sus discursos y lo acompaña en sus giras al exterior.

Entre los discípulos y colaboradores de Alfredo Serrano en el Celag, se encuentra el radical Luis Salas , nombrado en enero pasado vicepresidente económico y ministro de Economía Productiva, pero que duró solo un mes en el cargo.

En su cuenta de Twitter, Serrano no ha ocultado su afinidad, simpatía y hasta cierta gratitud con Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y otros dirigentes de Podemos por haberles dejado el campo venezolano abonado para continuar con sus asesorías.

Alfredo Serrano Mancilla es partidario de la confiscación de empresas y propiedades sin indemnización . Fue el caso de varias plantas industriales en Valencia y Catia . Promueve además la creación de huertos en los balcones y terrazas en casas particulares para sembrar tomates, pepinos, lechugas y berenjenas. También gallineros verticales, conejos y huevos para el consumo familiar.

Uno de sus proyectos más aplaudidos ha sido la creación de los «soviets de alimentación» : consejos comunales y activistas del Partido Socialista Unido de Venezuela reparten bolsas de alimentos incautados para sus militantes y simpatizantes una vez al mes. El economista gaditano considera también que se puede obligar a los funcionarios a trabajar 60 días en la producción de alimentos.