¿Un nuevo Mohamed VI?
El Rey de Marruecos afianza su poder desactivando el escándalo del pederasta español con su lado más humano

El reinado de Mohamed VI de Marruecos, llegado al trono en 1999, tendrá un antes y un después del polémico indulto al pederasta español Daniel Galván, encarcelado en España tras serle revocada la gracia. Por vez primera los ciudadanos del país magrebí han tenido la sensación de que las protestas, duramente reprimidas los primeros días, han servido para algo. El soberano, a su vez, parece haber salido humanizado y reforzado .
Que el todopoderoso Monarca reconociera que algo había fallado –no en su entorno- y que llegara incluso a dar marcha atrás era impensable hasta que anuló el domingo un perdón que sólo él puede conceder. Ha sido lo nunca visto , aunque es verdad que si los manifestantes se hubieran amilanado ante los porrazos eso no hubiera ocurrido. Recibir en palacio a los familiares de los once niños de los que abusó el pederasta, como ocurrió el martes, parece ir encaminado a acallar las voces de los que consideraban humillante para las víctimas el indulto.
Si esto abre o no una nueva etapa en el reinado de Mohamed VI sólo lo dirá el tiempo y cómo se gestionen las inquietudes que a buen seguro los marroquíes seguirán expresando en la calle.
El perdón a Galván no ha sido un asunto estrictamente interno. Es más, afecta de manera directa a las relaciones bilaterales con un país vecino y aliado, España. Pero esto, quizás, ha podido ser aprovechado por el Rey alauí para distanciarse a la hora de afrontar crisis de otros jefes Estado árabes cuyos métodos expeditivos son cada vez más puestos en entredicho.
Algunos ya piensan en agradecérselo con una marcha de apoyo prevista en Rabat el 18 de agosto . Para otros no es suficiente porque ni el soberano ha pedido de manera explícita perdón ni ha aclarado por qué ambas Casas Reales se felicitaron tras los 48 indultos, incluido el de Galván.
A favor de Mohamed VI ha jugado que su asunto prioritario por excelencia, el Sahara Occidental, no estaba en juego . Por eso hacer concesiones ha sido más fácil y ha dado la impresión de que hallar una salida ha sido más sencillo.
Ausencia del país
El escándalo del pederasta ha saltado después de que el Rey se ausentara del país de manera privada por un periodo de más de un mes entre los meses de mayo y junio destapando todo tipo de rumores sobre su salud y sobre quién estaba llevando las riendas del país.
La estrategia palaciega para salir airosos del conocido como «Danielgate» es comparable a la desarrollada en 2011, cuando la calle marroquí quiso subirse en la ola de la Primavera Árabe . Mohamed VI anunció entonces una reforma constitucional que fue aprobada por abrumadora mayoría el 1 de julio. Dos meses después los islamistas moderados del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) ganaban las elecciones, algo que hasta entonces no se les había permitido. La jugada le servía al Monarca alauí, aunque durante las protestas nunca había sido puesto directamente en entredicho como sus vecinos, para afianzar su posición y recibir el aplauso de sus aliados, entre ellos España, mientras caían los dictadores de Túnez, Egipto y Libia.
Pero a pesar de la nueva Carta Magna y del Ejecutivo islamista, Mohamed VI sigue controlando de manera férrea el país. Es la primera autoridad política, judicial, militar, religiosa y económica . De hecho el descontento persiste entre los que salieron –y seguirán saliendo- a la calle, con el Movimiento 20 de Febrero a la cabeza, pidiendo, en esencia, más libertades, separación de poderes, menos corrupción y más dignidad.
Pequeña victoria
Con el «Danielgate» los marroquíes han podido agrietar el hasta ahora infranqueable muro de palacio . Una pequeña victoria, desde luego. Pero eso no significa que Mohamed VI vaya a seguir haciendo concesiones que puedan interpretarse como síntomas de debilidad en su reinado. Ya lo ha demostrado no dando apenas margen de maniobra a los islamistas al frente de un Gobierno de coalición que lleva desde el pasado mayo roto por la falta de apoyos de su principal socio, los nacionalistas del Partido Istiqlal (PI) . La creciente inestabilidad en Túnez o Egipto, donde los islamistas también ganaron los comicios, le sirve de argumento.
La dignidad robada es probablemente lo que ha querido devolver a los ciudadanos el Monarca recibiendo a las humildes familias de los niños de los que abusó Galván. Las imágenes del Rey abrazándolos, difundidas por su agencia oficial, son poderosas.
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