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ZP sin talante ni talento

El Gobierno ha acusado el impacto de la multitudinaria y pacífica manifestación del pasado sábado para pedir un poco de sentido común en torno a una cuestión tan esencial como es la de la enseñanza. Si al Ejecutivo le importara de verdad la educación para la ciudadanía, ya habría mostrado el empeño y la voluntad política de escuchar el clamor de la mayoría, al menos de la misma forma que atiende las voces de las minorías radicales que le hipotecan en el poder.

Con una actitud propia de párvulos, ha intentado todo tipo de artimañas de última hora, como el estudiante que no se ha preparado la materia y pretende pegarse el atracón en la última noche. Como no podía ser de otra forma, el examen le ha salido mal, y las prisas, el cansancio y las ojeras no han hecho sino poner más al descubierto las carencias de un Ejecutivo al que ya se le empiezan a agotar las convocatorias extraordinarias. Dos días antes, la vicepresidenta del Gobierno se presentó en Roma, y a las pocas horas fuentes diplomáticas filtraron a los medios el encuentro, que se había pactado con la condición de la reserva y la discreción. De nuevo María Teresa Fernández de la Vega ha roto un pacto de silencio, establecido con la Conferencia Episcopal. Ahora ya no nos queda ninguna duda de que al Gobierno no le podemos confiar la educación de nuestros hijos, porque ni siquiera se le puede confiar un secreto.

Teresa Rodrigo Contreras. Madrid.

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