Angela Merkel no se escapa de la polémica en el Festival de Salzburgo

Junto a ella, y aferrada a su brazo, su marido, el científico Joachim Sauer, un hombre discreto y que pocas veces acompaña a Merkel en actos políticos o sociales –prácticamente solo se deja ver junto a su esposa en los eventos en los que puede disfrutar de la música clásica, una pasión que comparten–. Y detrás de la pareja, un joven inmigrante de nacionalidad incierta, con un vaso de McDonald’s en mano, arrodillado sobre su mochila y pidiendo una limosna a la mujer más poderosa de Europa.

Paradójicamente (o en sintonía), en el acto inaugural del festival al que asistió Merkel el viernes por la noche, el presidente de Austria Heinz Fischer quiso vincular el arte con el grave problema de los refugiados en Europa, presentándolo como una vía de entendimiento y creación de puentes entre los pueblos: « Tenemos que poder mirar a los ojos a los refugiados , y a nosotros mismos en el espejo», pidió Fischer. « Los muros y las vallas tanto en las fronteras geográficas como en las mentes no son las respuestas adecuadas a este reto», añadió el mandatario austriaco mientras el auditorio rompía en aplausos.

Merkel ya había regresado de vacaciones, cuando encabezó una importante cumbre en Berlín entre el presidente francés y su homólogo ucraniano para intentar calmar la escalada en el conflicto entre Kiev y Moscú. El concierto de este fin de semana ha sido una pausa en su intensa agenda política del verano. Días atrás ya se había despedido de los Alpes italianos, donde ha sido fotografiada, un año más, con su gorra, sus botas y su mochila caminando junto a su marido .

A pesar de que el Gobierno no informa oficialmente ni del lugar ni de las fechas de las vacaciones de la canciller, gracias a el rotativo «Bild» se sabe que la pareja ha repetido destino: la provincia italiana del Alto Adige , en el pequeño poblado de Solda a los pies del Ortles, la montaña más alta de los Alpes orientales italianos.

Como en otras ocasiones, Merkel se tomó su tiempo para reunirse con el alpinista Reinhold Messner , famoso por ser junto a Peter Habeler el primero en ascender al Everest sin oxígeno . La montaña es su pasión veraniega, y en más de una ocasión la canciller ha asegurado que «en la montaña se debe estar completamente concentrado. Ahí uno se oxigena de verdad y no se piensa en política ». A finales de julio, la canciller también había estado en un destino de montaña. En concreto, en el Tirol, región que conoce bien pues allí también practica cada año la escalada.

La costumbres de Ángela Merkel cuando se toma una pausa son muy similares al común de sus compatriotas alemanes, quienes mayoritariamente viajan al extranjero, aunque repiten destino. Merkel tampoco duda en repetir la indumentaria de las grandes ocasiones. Este año, ha vuelto a vestir traje de noche de dos piezas color malva que ya lució en el verano de 2011. Para el festival de Bayreuth, en Alemania, al que también es asidua, pocas veces se la ha visto de estreno .