GENTE
Felipe Marichalar cumple 16 años penando en Guadalajara
Tras aprobar el inglés y la gimnasia, el hijo mayor de la infanta Elena pasa su cumpleaños interno. Es el nieto de Don Juan Carlos más querido y patriota
rosa belmonte
Antes de que el progresismo se hiciera un lugar en el Código, los 16 años eran la edad penal. Ahora que el progresismo se ha ido del Código, la edad para consentir sexualmente también se eleva a 16. Es una edad importante. Para hombres y ... mujeres. Aquí se puede trabajar. Y en California se puede conducir. Felipe Marichalar, que los cumple hoy, no puede ni usar el móvil (sólo media hora al día). Eso le pasa en la Safa, el Colegio Episcopal Sagrada Familia de Sigüenza (Guadalajara), internado-Guayana donde pena las notas que ha sacado en 2º de ESO. Un centro para intentar aprobar en septiembre . Porque como todo el mundo sabe sólo ha aprobado el inglés y la gimnasia. Y el inglés porque a los de su clase, como el esquí, la vela y la caza, se les supone.
El foco a su persona
Muchos adolescentes suspenden todo. De pocos adolescentes se sabe tanto. Felipe Marichalar tiene un foco sobre su persona desde que nació. Por ser el primer nieto del Rey (ahora también sobrino). Un foco que, como Pantoja, ha pedido que se dirija a su persona. Al menos lo ha hecho inconscientemente con sus actos públicos. Patadas, tiros, pinchos morunos, reparto de flyers… Lo normal en «Física o Química». Y, claro, se asoma por una ventana del Palacio Real el día de la proclamación de Felipe VI con el teléfono y esa inocua imagen suscita una atención que no se entendería si no se mirara con lupa todo lo que hace.
Como estamos creando jóvenes blanditos, se diría que de algodón, las condiciones del internado, que cuesta 1.540 euros al mes, se anuncian como lo peor de lo peor. Y te acuerdas del Lancing de Evelyn Waugh, donde el primer año estaba prohibido meterse las manos en los bolsillos del pantalón. O donde se permitía a un alumno de segundo año coger del brazo a uno de primer año, pero no a la inversa, según recuerda el escritor en «Una educación incompleta». Pero vayamos a los horrores de la Safa. Si hablas por la noche, tres horas de pie en el pasillo. Hay que levantarse a las ocho. Hay que estudiar. Hay que cuidar el aspecto . Los horarios están programados. Se puede hacer deporte. Te dejan salir el fin de semana si cumples los objetivos. Qué dureza. Eso es la educación. Aunque el cómico irlandés Spike Milligan recelara de la misma: «La educación no lo es todo. Para empezar, no es un elefante».
El otro día, el galerista Nacho Ruiz, antiguo alumno de la Safa, contaba en «La Verdad» que un internado «es una pérdida de tiempo y dinero, una manera de quitarle un marrón a los padres. El alumno cambia cuando encuentra la motivación». También que, aunque lógicamente las drogas están prohibidas, allí «fuma porros hasta el gato y en los ratos libres son muchos los que van a los bares de la parte alta del pueblo, que ofrece todo lo que un crío de 15 años puede desear».
Jaime Marichalar también fue a Guadalajara (no solo comparten uso de patinete). Y el Duque de Edimburgo, al durísimo internado escocés de Gordonstoun, al que mandó al Príncipe Carlos. Pero no un mes. Le pegaban. Él prefirió mandar a sus hijos a Eton. El Príncipe de Gales llamaba a Gordonstoun «Colditz con kilts», es decir, con faldas. Colditz es referencia británica porque era el famoso castillo prisión entre Leipzig, Dreste y Chemnitz que sirvió como campo de prisioneros en la Segunda Guerra Mundial para oficiales aliados. Una prisión de alta seguridad de la que Göring estaba muy orgulloso. No parece que ni la Safa ni Campillos, otro de los colegios donde se reúne lo mejorcito (y adonde fue el juez Emilio Calatayud), sean Colditz. Tampoco clubes de playa. Pero de eso se trata.
Patriota de bandera
Felipe Marichalar cumplió 15 años como voluntario (obligado) en un campamento organizado por la Fundación Carmen Pardo- Valcarce en Madrid. Ayudaba a niños de 3 a 13 años, algunos discapacitados. Este año lo han mandado a ayudarse a sí mismo. Pero sólo el mes de julio. El verano pasado recibió en público una reprimenda de la Reina Doña Sofía por su comportamiento con los fotógrafos en Mallorca. Recibía la bronca con su mochila con la bandera de España. Bandera como la que se pone en la corbata y las que cuelga en casa de su padre en Madrid. Otra cosa no, pero patriota el muchacho sí es.
El novelista Saki exageraba con que no puedes esperar que un chico sea depravado hasta que haya ido a un buen colegio. Eso no nos sirve este verano para Felipe Marichalar. Él siempre ha ido a buenos colegios.
Felipe Marichalar cumple 16 años penando en Guadalajara
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