El PSOE se queda sin gurú federalista
El canadiense Stéphane Dion advierte de que la «política de contentamiento» con los secesionistas no funciona
mariano calleja
El exministro canadiense Stéphane Dion estaba llamado a ser el «gurú» del PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba para sostener su idea de una España federal . Se trata de un voz internacional de reconocido prestigio, un federalista solvente, en el que el PSOE buscaba esa ... pátina de autoridad que le diera credibilidad cuando pide un modelo federal para hacer frente a las tensiones territoriales en España. Dion ha estado estos días en España invitado por la plataforma Federalistas de Izquierda, próxima al PSC, y el miércoles acudió al Congreso de los Diputados, a petición del Grupo Socialista, para hablar del federalismo. Pero su mensaje dejó descolocado al PSOE, que se ha quedado sin el «gurú» internacional que buscaba para impulsar su reforma constitucional federal.
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En sus distintas comparecencias en España, Dion ha marcado la distancia entre la cultura política canadiense, cuya Constitución abre la puerta a la divisibilidad de su territorio, y la española, que se funda en la « indisoluble unidad de la Nación ». «Diría que no fueran tan abiertos porque sus minorías van a volverse contra ustedes y amenazar la unidad del país», llegó a decir el exministro canadiense durante una conferencia en la Universidad de Barcelona. «La democracia es la fórmula de juntar a la gente que piensa diferente y que habla diferente».
El «error» del PSOE
Dion es un federalista convencido, en la teoría y en la práctica, pero se ha negado en redondo a establecer paralelismos entre su país y la situación de España. Y no ha tenido ningún reparo en echar por los suelos el pilar fundamental del «federalismo» de Rubalcaba. A saber: es necesario reformar la Constitución para plasmar el modelo federal y calmar así a los que buscan la independencia, como los nacionalistas catalanes. Error. El político canadiense opina exactamente lo contrario y así lo ha dejado claro estos días en nuestro país: en primer lugar, considera que por estructura España es ya un Estado federal, aunque no se llame así; y en segundo lugar, el federalismo no puede servir para contentar a los independentistas, que siempre querrán más, porque su objetivo es la separación.
A un independentista, sostuvo Dion en una conferencia, no se le satisface jamás con nada que no sea maximalista. La «política de contentamiento» es así un error. Según Dion, el federalismo es la más alta expresión de la democracia, pero comporta riesgos, ya que la «estrategia de contentar» a las regiones puede llagar a banalizar la ruptura, provocar celos entre los territorios, crear confusión entre los ciudadanos o inducir a los líderes secesionistas la obligación de defender su proyecto.
Traducción simultánea
En el Congreso, acudieron a escucharle diputados de varios grupos parlamentarios, incluido el Popular. Dion prácticamente se negó a opinar sobre la fórmula que debe implantarse en España. Uno de los asistentes comentaba después con sorna cómo Dion, que habló en francés pero escuchaba las preguntas de los diputados en español, tuvo que ponerse los auriculares de traducción para entender la cuestión que le planteaba un socialista sobre el modelo federal (que una vez fue asimétrico y luego pasó por otras fases) que defiende el PSOE, y que muy pocos, incluso en el Congreso, acaban de entender del todo. Dion trató de comprender la pregunta traducida, y mantuvo que España «es un Estado unitario», no divisible como pueden serlo Canadá o incluso Gran Bretaña, y por tanto él no iba a dar lecciones a nadie.
Escuchó las preguntas en español y contestó en francés
Tras la gira de Dion por España, el PSOE tendrá que buscarse otro «gurú» que primero entienda su modelo federal, y después confirme que es el camino acertado para solucionar las tensiones territoriales de España. De momento, ha vuelto a pinchar en hueso. Ya le pasó algo parecido a José Luis Rodríguez Zapatero con el Premio Nobel Paul Krugman, con quien mantuvo una buena sintonía hasta que sus caminos se separaron con la crisis económica.
El «gurú» de Zapatero se distanció definitivamente de él cuando le escuchó defender en Davos la fortaleza de España dentro de la zona euro. Corría el año 2010. Unos meses después, llegaba el gran «tijeretazo» social del Gobierno del PSOE. Krugman ya había alertado de que el verdadero problema de la Unión Europea no era Grecia, sino España. Y Zapatero se dejó de «gurús» y optó por seguir a Merkel.
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