De Zapatero a Pedro Sánchez, la canasta vuelve a dominar en Ferraz

El nuevo líder socialista no ha ocultado sus raíces. Estudió durante años en el Ramiro de Maeztu y eso, salvo contadas excepciones, obliga a sentir una pasión especial por el balón naranja y la canasta. Sánchez no es una excepción. Desde que era un chaval disfrutó del baloncesto como uno más de los miles de niños que cada año pasan por la cantera del club colegial, una de las más numerosas de España.

Jugó con el escudo del Estudiantes como infantil, cadete y junior y no abandonó su sueño de triunfar bajo los aros hasta los 20 años, cuando la Universidad y sus miras políticas le obligaron a dejarlo a un lado.

Según José Asensio, actual director general del Estudiantes y casi coetáneo de Sánchez en las pistas del Ramiro de Maeztu, Pedro era un «alero con un gran físico, con un tiro aceptable y al que le gustaba jugar cerca del aro». Algo así como un Rabaseda o un Abrines, aunque salvando las diferencias, eso sí.

A pesar de su adiós deportivo al club, nunca se ha desvinculado del todo del equipo madrileño, del que actualmente es patrono de la fundación. Un puesto con el que ayuda a promocionar «la vertiente formativa, educativa, integradora y solidaria del baloncesto, basándose en la experiencia y en los valores de un club con más de 60 años de historia», según rezan los estatutos de la Fundación Estudiantes , que el próximo año cumplirá tres lustros de historia.

Además, es habitual verle en las gradas del Palacio de Deportes junto a su mujer y sus hijas o con amigos para disfrutar de algún partido del Estudiantes en la Liga Endesa . Si algún día llegar a la presidencia del Gobierno, Sánchez ya ha declarado que le gustaría que muchos de los valores que caracterizan al conjunto colegial -humildad, lucha y esfuerzo- se vean reflejados en sus políticas.

Aún es pronto para saber si Pedro Sánchez llegará algún día a Moncloa, donde, quién sabe, podría imitar las pachangas domingueras que solía organizar Zapatero en la cancha situada en los alrededores de la residencia oficial. Canastas que hoy permanecen olvidadas ante el mayor interés de Rajoy en el ciclismo.

El amor de Pedro Sánchez o Zapatero por el baloncesto no es extraño entre los grandes líderes. Las paredes de adolescente de Barack Obama estaban empapeladas con pósters del Dr. J machacando el aro. Llegó a escribir en su libro de graduación que algún día sería jugador profesional, algo que nunca ocurrió pero que no le robó su devoción por este deporte que no ha abandonado con su llegada a la presidencia de los Estados Unidos, al contrario. Se moja más que nunca con los posibles ganadores de la liga universitaria o de la NBA y ha llegado a jugar con grandes estrellas de la liga, incluido un Pau Gasol que dice que no "lo hace nada mal".