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Davide Livermore: «Sufro un veto en Italia porque molesté a la clase política»

El sustituto de Helga Schmidt como director artístico del Palau de les Arts se ha dado de plazo hasta junio para encontrar un titular para la orquesta

Davide Livermore: «Sufro un veto en Italia porque molesté a la clase política» MIKEL PONCE

MARTA MOREIRA

Davide Livermore nació en un barrio obrero, pero fue «educado en la belleza» desde niño. Creció en Turín, una ciudad de la región de Piamonte conocida por su activa política cultural. «Por 3.000 liras, el equivalente a 1,5 euros de hoy, podíamos ver una ópera, un concierto sinfónico y un partido del Torino», recuerda este italiano de 49 años, a quien ABC entrevista un día después de que se formalizara su nombramiento como director artístico del Palau de les Arts .

Las circunstancias que han precipitado su llegada al cargo son delicadas; su antecesora, Helga Schmidt , fue destituida después de ser imputada por supuestas irregularidades en la gestión del teatro. Livermore, que llegó a Valencia en 2012 para hacerse cargo del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo , cree que los medios de comunicación han sentenciado a la austriaca antes de tiempo. ¿Cree que Schmidt es culpable de los delitos de los que se le acusa? «Sólo puedo decir que Helga es una mujer de teatro increíble, he aprendido mucho junto a ella y tiene toda mi gratitud y estima por lo que representa para nuestro arte», defiende el italiano.

A la vista de su currículo, podría decirse que Livermore ha vivido varias vidas. Desarrolló una carrera como belcantista durante 22 años, pero también ha sido bailarín, ha diseñado vestuario e iluminación y ha trabajado como voluntario ayudando a niños con problemas de drogas y violencia. Todo ello hasta que en 2001 su maestro Carlo Majer le ofreció hacerse cargo de «La paloma herida», de Francesco Provenzale . De un día para otro se convirtió en director de escena.

Livermore se define a sí mismo como un italiano «excesivo». Es hiperactivo, pasional e idealista. Se siente mucho más cómodo hablando del arte con mayúsculas que de dinero. Esa energía arrolladora se refleja en su capacidad de trabajo. El turinés está decidido a compaginar la intendencia del teatro con la dirección de escena. No sólo eso; también quiere continuar con su carrera internacional. «Es un valor para la casa que yo siga con mi trayectoria, porque llevaré el nombre del Palau de les Arts por el mundo».

Livermore ha llegado con el propósito de dejar huella y dar la cara para lo bueno y para lo malo. En su carrera ha tenido que lidiar con alguna que otra polémica. Su mayor escándalo fue por la dirección de escena de «Las vísperas sicilianas» . «Se celebraban los 150 años de la Unificación de Italia y el Teatro Regio de Turín me encargó esta producción, que es la reflexión política más profunda que hizo Verdi. Había una gran expectación», relata el director. En lugar de plantear la acción en torno al levantamiento contra los franceses en el siglo XIX, Livermore trasladó el texto al mundo contemporáneo para criticar la «dictadura mediática» y sus vínculos con el poder económico y político. La obra cosechó un enorme éxito –fue escogida por «The New York Times» como uno de los diez mejores espectáculos del mundo en 2011-, pero levantó ampollas en las altas esferas del país transalpino. «Después de este espectáculo no he podido volver a trabajar en Turín. Y no es casualidad que yo sea intendente en España y no en Italia», concluye.

Tareas y prioridades

De todas las tareas que tiene encima de la mesa, la más apremiante es la de encontrar un titular para la orquesta del Palau de les Arts . Quiere zanjar el asunto antes de junio. Livermore no lanza nombres, pero tiene muy claro el perfil que busca. «Tiene que ser un director de renombre, que siga desarrollando el sonido maravilloso que tiene esta formación en la interpretación del repertorio de la segunda mitad del siglo XIX y el XX. Pero sobre todo quiero que sea capaz de extraer de los músicos la transparencia y la ligereza necesaria para interpretar el repertorio del siglo XVIII y principios del XIX».

Otro de sus grandes objetivos es reinstaurar el Festival del Mediterráneo y convencer a Zubin Mehta de que vuelva a Valencia. Sin embargo, la destitución de Helga Schmidt parece haber alejado un poco más al director indio, que salió a la palestra esta semana para defender la honorabilidad de la exgerente.

Livermore va a ser un director de teatro atípico en muchos aspectos. Pide que le tuteen, compadrea con todos los trabajadores y se niega a hacer uso de un chófer. Dice que seguirá conduciendo su moto cada mañana desde su casa de la playa de la Patacona hasta el Palau de les Arts. «Para mí, que soy un hombre de montaña, levantarme y ver el mar es maravilloso».

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