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Cheliábinsk vuelve paulatinamente a la normalidad tras la caída del meteorito

Mientras tanto continúa la búsqueda de más fragmentos para su análisis científico

Rafael m. mañueco

El viernes llegó a Moscú la primera muestra del meteorito para su estudio en el laboratorio que dirige el científico, Mijaíl Nazárov, informa la agencia Ria-Nóvosti. El envío lo ha hecho la Universidad Federal de los Urales, en donde trabaja el profesor Víctor Grojovski, quien se ha convertido en el portavoz del grupo científico local gracias a cuyos esfuerzos se ha logrado ya reunir más de medio centenar de esquirlas del bólido. La piedra sideral, según los primeros estudios, es rocosa de la clase de la condritas (no metálicas), pero contiene un 10% de hierro.

La mayoría de los fragmentos no sobrepasan el centímetro. No obstante, Grojovski afirma en declaraciones a Ria-Nóvosti que acaban de hallar uno del tamaño de un puño. Todo el material recogido, según el científico ruso, pesa casi un kilogramo y fue encontrado sobre la superficie helada del lago Chebarkul o en sus inmediaciones.

La existencia de un agujero en el hielo de ocho metros de diámetro hizo pensar en un principio que un trozo bien grande del cuerpo cósmico había caído directamente al agua. Sin embargo, del fondo no se ha rescatado todavía ningún resto.

El lago está situado a unos 40 kilómetros al oeste de Cheliábinsk, ciudad en donde se registró el mayor número de heridos y de daños materiales. El meteorito, que medía unos 15 metros, estalló en la mañana del 15 de febrero a unos 12.000 metros de altitud sobre Cheliábinsk y “una lluvia de rocas”, según Grojovski, se precipitó a continuación sobre el lago y el área circundante.

Lo que causó más víctimas y desperfectos, sobre todo rotura de cristales, fue la onda expansiva de la explosión. La NASA calcula que liberó una energía equivalente a 30 bombas atómicas como las de Hiroshima. Más de mil personas tuvieron que recibir cuidados médicos y más de medio centenar fueron hospitalizadas, de ellas, 25 ha sido ya dadas de alta. El gobernador de la región, Mijaíl Yurévich, declara que casi todos los ventanales están ya reparados, algo que corría prisa debido a que las temperaturas en la zona rondan los 14 grados bajo cero.

Varios residentes de Cheliábinsk dicen haber encontrado por su cuenta fragmentos del meteorito y tratan de venderlos a través de Internet al precio medio de 30 euros el gramo. Pero la Policía ha tomado cartas en el asunto y está obstaculizando tales intentos. Algunas de las piedras han sido confiscadas.

Las autoridades locales apelan a posibles riesgos para la salud como argumento para retirar todas las muestras en poder de la población sospechosas de tener relación con el meteorito. También advierten que tal tipo de comercio puede constituir un delito y más aún si se trata de estafar con algo que no es lo que se asegura.

El subdirector del Instituto de Astronomía de la Universidad Lomonósov de Moscú, Serguéi Lamzin, cree que el meteorito de Cheliábinsk no pudo ser detectado porque “venía del lado del Sol y su brillo impidió que lo vieran los telescopios”. Lamzin sostiene que, si hubiera llegado a la Tierra, por la noche, “la red de telescopios Master nos hubieran permitido prever con cierta antelación el punto de impacto”.

El “bólido de Cheliábinsk” es el mayor caído sobre la Tierra desde el 30 de junio de 1908, cuando otro meteorito arrasó una enorme superficie en la zona del río Podkámennaya Tunguska (Siberia). De aquel objeto nunca se encontraron fragmentos.

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