ETA, un año después del cese de los atentados, sigue sin disolverse ni entregar las armas

En efecto, ETA no ponía condiciones para el cese de la actividad. Se limitaba a pedir un «diálogo directo» con el Gobierno para resolver lo que los terroristas llaman conflicto. Nunca antes habían ido tan lejos en un comunicado, pero ni plantearon la disolución ni la entrega de las armas. Un año después, las víctimas del terrorismo siguen sin confiar en las intenciones de ETA .

Ángeles Pedraza , de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), sostiene que ETA «siempre ha vivido por y para matar». La motivación de su silencio, afirma, es «asfixiar al Estado reclamando la independencia». Lo cierto es que un mes después, el 20 de noviembre, Amaiur se quedaba a las puertas de conseguir un grupo propio en el Congreso de los Diputados. En las elecciones municipales de mayo Bildu se hacía con el control de la Diputación de Guipúzcoa.

Pese a las sospechas, lo cierto es que ETA está más débil que nunca . Las fuerzas de seguridad dedicadas a la lucha antiterrorista creen que ya no hay vuelta atrás. Si bien el desarme está «muy lejos de producirse», según fuentes antiterroristas, Interior no aprecia riesgo de rearme.

Parece claro que la dirección ha asumido la derrota policial. En el útlimo año se han producido 28 detenciones de etarras, 16 de ellas en Francia, cuatro en el Reino Unido, dos en Bélgica y una en Italia. Como publicó ABC en la edición impresa, apenas una docena de cabecillas conforman la cúpula dirigente.

Hoy se impone el «aparato político», donde mandan los hombres de confianza de «Josu Ternera». El «aparato militar», en cambio, tiene menos peso. ETA quiere mantener la presión a través del eje Bildu-Amaiur-Sortu.

Según los mismos medios, ETA ha dejado de buscar información de objetivos y de extorsionar a empresarios. Hay más de cien huidos en Francia y están más preocupados de «salvar su pellejo». El grupo terrorista, no obstante, aún tiene dinero para seguir subsistiendo.

El frente más activo es el de los presos, aunque la huelga de hambre del secuestrador de Ortega Lara , Jesús María Uribetxeberria Bolinaga, reveló discrepancias internas. Más de cien presos etarras, entre ellos Arnaldo Otegi, se sumaron a la huelga para exigir la libertad del etarra enfermo.

Instituciones Penitenciarias informó de que muchos de ellos renunciaban a ser alimentados pero sí compraban comida en el economato. Otros solo llegaban a ayunar un día. Conversaciones entre presos a las que tuvo acceso ABC demostraron las discrepancias e imposiciones desde la propia banda.

Las fuerzas políticas están convencidas de la derrota de ETA, pero piden la disolución total. Conrado Escobar , portavoz de Interior del Grupo Popular, exige a a la disolución y la entrega de las armas le acompañe la «expresa petición de perdón a las víctimas por todos los asesinatos y el daño producido».

Idéntica valoración hace el Grupo Socialista. Su portavoz en la Comisión de Interior, Pedro Muñoz , ve este aniversario como «una recompensa» para quienes más han sufrido la barbarie terrorista.

Rafa Larreina , de Amaiur, piensa que es el Gobierno quien tiene que dar el paso en las cuestiones relacionadas con los presos y el desarme. Un pulso que exaspera a la AVT: «Basta ya de que ETA y su entorno echen un pulso a la sociedad para borrar el relato real y encumbrar a los etarras».