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deportes en celuloide (VI)

«Un domingo cualquiera»: entre la épica y las cloacas del fútbol

Oliver Stone ensalzó el espectáculo del fútbol americano a la vez que diseccionó la montaña de corrupción que lo sostiene

«Un domingo cualquiera»: entre la épica y las cloacas del fútbol

miguel muñoz

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La pasión de un país por su deporte predilecto no atiende a razones. En Italia, ni un solo aficionado se ha borrado del fútbol pese a la cantidad de escándalos sobre amaños y corruptelas que se han ido sucediendo. Mario Monti, tras la última trama de apuestas en el Calcio, advirtió que “quizá” habría que parar la Liga durante dos o tres años. Pero la furia de una turba privada de fútbol resulta mucho más temible que la unión de todos los sindicatos de un país. En España, conocida la astronómica deuda que los clubes tienen con Hacienda, se han levantado muchas voces indignadas. Solo eso. Por muchos trapos sucios que se destapen, cada domingo habrá estadios llenos de incondicionales que se dejan el sueldo, la garganta y la energía por su equipo. O condensado en un aforismo rockero: “The show must go on”.

“Un domingo cualquiera” (1999) es un certero retrato de esa pasión que pasa por alto todos los pecados, trasladada de nuestro “soccer” al fútbol americano. Reglas del juego aparte, el resto es parecido. Oliver Stone abre y cierra la película con un par de escenas que se limitan a pintar la espectacularidad de un partido. Las torres de luces, los gritos del graderío, los choques de casco contra casco, los gruñidos de los jugadores, el sonido seco de las patadas, el vuelo perfecto que proyecta el último pase del “quaterback”... La épica se te mete en el estómago:

Durante el resto del metraje, Stone se dedica a escarbar en la montaña de porquería que sostiene ese espectáculo. Lo hace diseccionando a los Sharks de Miami , un trasunto de los Dolphins, ya que la Liga Nacional estadounidense (NFL) no cedió sus derechos de imagen por considerar negativa la imagen que el director transmitía del fútbol americano. Es más, la NFL recomendó a sus jugadores que no se prestasen a hacer cameos. Lo que no impidió pequeños detalles como que Dan Marino , el “quaterback” real de los Dolphins, cediese su casa para representar el hogar de su sosias en la ficción, “Cap” Rooney.

Los parásitos del fútbol

En cualquier caso, el plantel de personajes es un fresco perfectamente reconocible de todos los parásitos que rodean al fútbol. Está la dueña del equipo, Christina Pagniacci ( Cameron Diaz ), una niña de papá que ha heredado la gestión de los Sharks sin tener demasiada idea sobre nada y que representa el prototipo de empresario pesetero, para el que todo se reduce a una cuestión de dinero inmediato. Está el político de turno, que no hace más que extender sus juegos de poder e influencia al fútbol. Está el periodista con afán de protagonismo, dedicado en cuerpo y alma a su manía persecutoria contra el entrenador. Y está el médico del equipo, que da recurrentes patadas al juramento hipocrático con tal de explotar al máximo a los jugadores.

Están también los que se lo juegan todo sobre el césped. El entrenador, Tony D’Amato ( Al Pacino ). Un tipo con perpetua cara de insomnio, que ha destrozado su vida familiar entre alcohol, prostitutas y adicción al trabajo. En perpetua lucha contra esa retórica tan americana entre “winners” y “loosers”, que ya se ha encargado de ponerle del lado de los perdedores, colgándole el sambenito de vieja gloria que no entiende las tácticas modernas.

Contra la misma retórica lucha el veterano “quaterback” “Cap” Rooney ( Dennis Quaid ), al que le hace sombra una nueva estrella como Willie Beamen ( Jamie Foxx ). Un chaval al que un golpe de fortuna le catapulta del banquillo al centro de los focos. Y al que, inevitablemente, la fama se le sube a la cabeza, convirtiéndole en el prototipo de chulo insoportable que hasta cuenta con un rap propio en las listas de éxitos. No hace falta mucha imaginación para trasladar todo este reparto a la Liga española.

Aunque no todo lo que la realidad imita de "Un domingo cualquiera" es negativo. Varios entrenadores han utilizado la película para motivar a sus jugadores en partidos importantes. Entre ellos, Quique Sánchez Flores antes de la final de Europa League que el Atlético le ganó al Fulham. El famoso discurso de Pacino en el vestuario, "pulgada a pulgada" , tiene mucho que ver con esto.

Del rechazo a la pasión

Pese a la cantidad de actores notables con los que cuenta Stone, la película precisamente chirría en las historias personales , demasiado sustentadas en el tópico. En su afán por pintar un enorme fresco sobre el mundo del fútbol americano en apenas dos horas y media, el director cae en lo superficial. Si se hubiese propuesto unos años después, “Un domingo cualquiera” habría sido carne de serie de la HBO.

Aunque la enumeración de pecados es lo bastante certera como para despertar rechazos viscerales. Hace odiar el fútbol americano y todo lo que destroza. Y luego hace volver a amarlo cuando la cámara de Stone regresa a otra apasionante batalla sobre el campo de juego. Esa es la magia retorcida que se esconde tras cualquier domingo de fútbol.

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