Hazte premium Hazte premium

Wert tumba la asignatura que «creó una división en la sociedad»

Educación para la Ciudadanía se transformará en Educación Cívica y Constitucional, dentro de un ambicioso plan de cambios

JOSÉ GRAU

Conviene no confundirse sobre lo que dijo ayer el ministro de Educación, José Ignacio Wert, en el Congreso, sobre la materia de Educación para la Ciudadanía (EpC). No afirmó que fuera a desaparecer. Lo que sostuvo es que iba a ser sustituida por una nueva asignatura que se llamará Educación Cívica y Constitucional.

¿Es mucha la diferencia? Probablemente, no. Muy poca a efectos prácticos. El ministro afirmó: «Educación para la Ciudadanía ha estado acompañada desde su nacimiento por la polémica y creó una seria división en la sociedad y en el mundo educativo. Porque el planteamiento iba más allá de lo que debería corresponder a una verdadera “formación cívica”, conforme a las directrices y orientaciones formuladas por el Consejo de Europa». Pero tras las grandes protestas que EpC levantó, se fueron podando los contenidos polémicos. Por lo que cabe suponer que en gran medida la Educación Cívica y Constitucional será parecida a la Educación para la Ciudadanía que ya se imparte.

El socialista Mario Bedera, ex número dos del ministerio de Educación con Ángel Gabilondo, en el turno de réplicas, sostuvo que esto era una «cosa de locos»: eliminar EpC cuando la UE está instando a potenciar este tipo de materias. «¿Como podemos estar todavía en esto? —se preguntó—. Hablar de adoctrinamiento no resiste la crítica, salvo que piense como otras voces del Partido Popular que las escuelas están para transmitir solo conocimientos y no valores».

EpC fue una de las novedades que introdujo la Ley Orgánica de Educación (LOE), en vigor desde el 24 de mayo de 2006. En Educación Secundaria Obligatoria (ESO) (12 a 16 años), la materia se imparte de forma obligatoria en uno de los tres primeros cursos de ESO. En cuarto de ESO toma el nombre de Educación Ético-Cívica, y en primero de Bachillerato el de Filosofía y Ciudadanía.

Lo de Educación para la Ciudadanía, en realidad, es muy secundario en el meollo de la reforma que pretende Wert. En primer lugar, tres cursos de la ESO (en vez de cuatro como hasta ahora) y tres cursos de Bachiller (en lugar de dos, como hasta ahora), pero manteniendo la enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años. Con sus palabras: « El primer año del Bachiller, o de la FP, será obligatorio, por lo que la educación obligatoria se mantiene hasta los 16 años».

Curso de orientación

Ese curso, según el ministro, confirmará a los alumnos en la FP o los animará a continuar con los estudios de Bachillerato. A su juicio, el cambio contribuirá a mejorar la preparación de los jóvenes y la reducción del abandono escolar prematuro.

En este punto, la mayoría de los grupos parlamentarios mostraron recelos. Quizá Bedera fue el que mejor los resumió. El diputado socialista señaló que si la educación básica se mantiene en los 16 años, «no tiene sentido empezar a los quince un Bachillerato de tres años en el que solo el primero es obligatorio», ya que en la práctica se reducirá un año la formación básica. Por lo tanto, le preguntaba al ministro si detrás de esta propuesta «se encuentra la intención de empezar a concertar el primer curso de Bachillerato y tener en el horizonte concertar todos los años de este ciclo».

El portavoz de CiU, Martí Barberá, mantuvo que el sistema educativo no puede variar cada vez que cambia el Gobierno. Aunque compartía con Wert la necesidad de reducir el abandono y el fracaso escolar, opinaba que los beneficios que supondría modificar la educación secundaria y el Bachillerato podrían ser menores que los inconvenientes. «La reforma será de difícil ejecución», afirmó. Barberá se interesó en que se concrete en qué tanto por ciento se reducirá el fracaso escolar.

El PNV mostró su disposición al diálogo en relación al Bachillerato de tres años, aunque su portavoz, Arantza Tapia, tampoco veía la mejora, e insistió en que «tal vez» el problema no fuera solo el modelo de este ciclo formativo.

Hubo dos aspectos del discurso del ministro que suscitaron menos controversia pero son más nucleares. Uno de ellos es el de aprobar un Estatuto del Docente, puesto que la «calidad del profesorado es un factor clave a la hora de mejorar los resultados de un sistema educativo». Pero veremos aquí quién le pone el cascabel al gato.También el PSOE intentó conseguir un Estatuto Docente para que accedieran «solo los mejores y los mejores preparados», pero pasaron los años y aquello se quedó en nada.

Otro aspecto fundamental, al que no se le prestó la atención debida, fue el de la autonomía de los centros educativos. Según Wert tendría que ser una autonomía tanto «en el plano organizativo, como en el curricular y en el de gestión económica». Sin autogestión es casi imposible conseguir buenos resultados.

Formación Profesional

Lo de la reforma de la Formación Profesional, en Wert, iba unido al cambio en el Bachillerato. Insistió en el bilingüismo y en mejorar la calidad de la enseñanza del inglés. Con sus palabras: «Vamos a sustituir el viejo enfoque de estudiar inglés por estudiar en inglés». Por supuesto, una de sus prioridades, ya repetida en numerosas ocasiones, era acabar con el abandono escolar temprano, con un tasa que ronda el 30%, una de las más altas de Europa.

El ministro se detuvo ayer poco tiempo en la Enseñanza Superior y lo único novedoso que adelantó fue la formación, antes de marzo, de un Consejo de Expertos de Alto Nivel para abordar la reforma universitaria, de tal manera que entre las Universidades se fomente la excelencia, la competitividad y la internacionalización.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación