Un topo en el depósito de droga de Málaga

Los agentes tienen la certeza de que los delincuentes disponían de datos proporcionados por «alguien de dentro» sobre la cantidad de droga que allí se custodiaba y sobre el deficiente sistema de seguridad, que «se estropeaba todos los fines de semana y no se arreglaba hasta el lunes». Todo indica que, tras desactivar la alarma y las cámaras de seguridad —éstas dejaron de grabar en la noche del sábado—, «los criminales trabajaron a gusto» el resto del fin de semana.

Además, aprovecharon la presencia de un mayor trasiego de vehículos y personas por el atraque de varios cruceros para salir del recinto portuario sin levantar sospechas. La posible existencia de ese «topo» ha llevado a los investigadores a tomar declaración a todo aquel que directa o indirectamente tuviese relación con el depósito, ya que la banda actuó con la precisión de un cirujano. Incluso, se llevó el disco duro del ordenador de las cámaras de seguridad.

Otras líneas con las que trabajan los investigadores están relacionadas con la furgoneta supuestamente empleada para el transporte de la cocaína, cuya recuperación adelantó ayer ABC , así como en las bandas organizadas con experiencia en el uso de lanzas térmicas para abrir cajas fuertes. El vehículo había sido robado y los delincuentes lo quemaron para tratar de borrar huellas.

La Guardia Civil, por su parte, también realiza sus pesquisas internas y ayer fueron citados en la Comandancia los agentes que prestan servicio en el puerto para «hacerles unas preguntas». Aunque desde este Cuerpo se insiste en que la custodia del depósito no está a su cargo se quiere tener todos los cabos atados para evitar sorpresas. La Fiscalía Antidroga de Málaga ha decidido intervenir en el caso.

«En Alemania dimitió un ministro porque copió parte de su tesina; aquí roban cientos de kilos de cocaína y nadie ofrece una explicación », se quejaba ayer un agente, que hacía suyas las reivindicaciones del Sindicato Unificado de la Policía (SUP) y la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), cuyos representantes calificaron lo ocurrido como «tremendamente grave».

Nadie se explica aún cómo la Subdelegación del Gobierno, que no ha ofrecido ninguna información sobre el asunto, había encomendado la vigilancia de unas instalaciones tan sensibles a una empresa privada. La sorpresa es mayor tras saberse que los vigilantes tenían horario de oficina y que las tardes y los fines de semana no había nadie en el depósito.