Maneras de contar cosas parecidas
Tres películas más a competición: «Sangre de mi sangre», «Rampart»y «Los Marziano»
E. RODRÍGUEZ MARCHANTE
Se acerca el desenlace de esta edición del festival y por eso andan tropezándose las películas a competición por salir a escena. A la portuguesa «Sangre de mi sangre», de Joao Canijo, le siguió la estadounidense «Rampart», de Oren Moverman, y a esta, la argentina « ... Los Marziano», de Ana Katz, y las tres abordan en primer plano pero con distinto género los desórdenes personales y los afectos y desafectos familiares: un dramón filmado con meticulosidad por Canijo, un policíaco esquizofrénico el de Moverman y un rebuscado equilibrio entre el drama y la comedia en la familia que retrata Ana Katz.
«Sangre de mi sangre» es una crónica familiar en un barrio esquinado de Lisboa, y lo mejor que ofrece es una buena descripción de personajes y ambientes y una magnífica interpretación de sus actrices, y todo ello rodado sin el menor atisbo de prisa y con planos largos y sostenidos. Lo cierto es que uno tarda en ponerse al paso con la historia que se cuenta y con los sentimientos de sus personajes, pero es cuestión de paciencia el encontrarle su ritmo e interesarse por él.
Un filme veloz y despiadado
En el lado opuesto se encontraba «Rampart», un filme veloz y despiadado que se centraba casi con exclusividad en el personaje que interpreta al borde del colapso Woody Harrelson, un policía de Los Ángeles que «apatrulla», fuma y delinque compulsivamente, y que viene a ser como la herradura del caballo de Atila para su entorno familiar (complejo como un crucigrama diabólico) y su entorno laboral. La historia está sostenida por un argumento de James Ellroy, experto en sacarle brillo a un zapato sucio, pero no hay grandes novedades en ella, entre corrupción policial, trapicheo político y desastre personal. Uno acaba de este Woody y de su pitillo rechupado hasta el mismísimo «rampart», sea lo que sea y esté donde esté.
En cuanto a la película dirigida por Ana Katz, su interés reposa absolutamente en los integrantes de la familia Marziano, que no parecen, por lo visto, un grupo humano fascinante y cautivador… No hay mucho insólito que contar de «Los Marziano», pero, más o menos, se cuenta: que dos hermanos apenas se hablan, que uno es un triunfador y el otro es lo contrario y, además, le acecha ya una zona de sombra a su lucidez mental, que tienen una hermana gorda e impertinente, que hay alrededor varios personajes, mujer, ex mujer, hijos…, que los miran como si el apellido fuera en realidad un mote; en fin, que se entrelaza con gusto y buenas interpretaciones una leve peripecia, donde el punto alto de la trama está en unos pérfidos socavones en un campo de golf o en unos resultados médicos. Total, poca cosa si no te apellidas Marziano.
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