Un asistente a lo George Clooney

¿Quién es ese sacerdote tan guapo que está junto al Papa?» Esta es una de las preguntas más frecuentes en seis años de pontificado y en cada visita a un país. Georg Gaenswein, el secretario personal, es un personaje extraordinario por su fidelidad y su eficacia, pero llama la atención por su físico. Las mujeres le adoran, los hombres le envidian. Muchas admiradoras le llaman «George Clooney». Otras, «el guaperas del Vaticano». En todo caso, es un secretario personal «de película».

Al principio, esta atención le molestaba. Gaenswein es un bávaro alto y atlético, buen esquiador y jugador de tenis. Pero su vocación es ser sacerdote, y su pasión intelectual, el Derecho Canónico, del que fue profesor en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Con ese perfil de sacerdote y canonista, le hacía poca gracia que el público se fijase en su aspecto, sobre todo porque quitaba atención al Papa.

Con el paso del tiempo ha ido acostumbrándose a que sus fotos con pantalón de excursión y gafas de sol circulen por clubes de fans en internet, igual que circulan las normales, cuando viste de modo impecable el hábito de monseñor. A estas alturas, lo único que le interesa es ayudar a Benedicto XVI en todo momento, desde que ambos se preparan para celebrar la misa cada mañana en la capilla privada del Papa hasta que terminan el día, rendidos por un trabajo agotador.

La víspera de los viajes no es raro que se queden trabajando hasta muy tarde. Aunque los dos son «germánicos» y disciplinados, los asuntos se acumulan y quien pase por la Plaza de San Pedro a las once de la noche puede ver todavía las luces encendidas.

Tener un físico atractivo supone también inconvenientes, incluidos los asaltos inesperados de fans. Más de alguna «peregrina» ha intentado hacerse fotos equívocas cerca de Gaenswein: al parecer, es una tentación irresistible.