Adiós al diseñador madrileño Jesús del Pozo

Nacido en 1946 en el seno de una familia numerosa y acomodada, por una cuestión de tradiciones, se vió obligado a seguir una carrera universitaria. Fue así que durante dos años estudió Ingeniería Industrial, carrera que abandonó para comenzar arquitectura de interiores y diseño de muebles. Al mismo tiempo se dedicaba a la pintura.

En 1974, de regreso a Madrid tras haber viajado durante dos años alrededor del mundo para decidir su futuro, abrió una tienda de ropa masculina en la calle Almirante de Madrid, justo en el centro de la llamada Movida madrileña, con la que obtuvo un gran éxito en cuestión de ventas. Dos años después presenta su primera colección de hombre en el SEHM de París, pero es a partir de 1979 cuando decide que va a dedicarse en exclusiva al diseño de ropa para mujer. Lo que le llevó en 1980 a presentar sus colecciones de prêt-à-porter de mujer en la Pasarela Cibeles de Madrid, hoy llamada Cibeles Madrid Fashion Week, donde ha venido presentando temporada tras temporada sus nuevas creaciones. La última el pasado mes de febrero, cuando nada hacia presagiar el fallecimiento del diseñador madrileño.

En los años ochenta fue uno de los pioneros del nacimiento de un diseño de vanguardia, en Madrid, y el final de esa década marcó el principio de su aventura japonesa y el reconocimiento a su trabajo, recibiendo el Premio Nacional Cristóbal Balenciaga al mejor Diseñador español, aunque en 1981 ya había recibido prestigiosos galardones como el premio Aguja de Oro a la mejor colección. En1996 mostró en “Moda Barcelona” su primera colección de prêt-à-porter para novias; y ese mismo año comenzó a producir industrialmente sus colecciones.

Además de ser un enamorado de la moda, Jesús del Pozo, que ha vestido entre otras a la Infanta Cristina y a la actriz Ana Belén, su musa, es un amante de las artes escénicas, amor que le ha llevado a confeccionar vestuarios para obras de teatro, ballet, cine y ópera; colaborando con directores y artistas de la talla de Alicia Alonso, Aída Gómez y José Antonio Ruiz, José Carlos Plaza, Bob Wilson, Emilio Sagi o Fernando Trueba. Por otra parte, Del Pozo creó una fundación para promover y colaborar en iniciativas relacionadas con el diseño y otras prácticas de expresión cultural para su difusión y enseñanza y ha participado con su arte y conocimientos en iniciativas avaladas por instituciones tan prestigiosas como ARCO, el MNCARS (Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía), la Biblioteca Nacional o el Museo del Traje.

En su último pase en la Pasarela Cibeles, Del Pozo viajó, sin detenerse en un periodo de tiempo concreto, para trasladar al presente gran variedad de elementos que recuerdan a la época dorada de las casas de costura parisinas.

El exceso de una "belle époque" se percibe en comedidos detalles ornamentales, acentuados volúmenes y ricas texturas bordadas en oro. Las personales tonalidades cromáticas de la marca evitan los fuertes contrastes combinándose, suavemente, en delicadas transiciones. Elaborados pliegues recuperan los predominantes volúmenes de la firma mientras que otras formas, características de los 40, se ajustan hasta ceñirse al cuerpo. Los hombros dejan de marcarse y pierden protagonismo en favor de cuellos y mangas. Se reinventa el traje sastre de la popular Chica Gibson para invitar a la actual nueva mujer a disfrutar de una funcionalidad que no siempre es sinónimo de minimalismo.