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«Pinging», así funcionaban las escuchas ilegales

Periodistas pagaban a policías para ubicar la señal de móvil de sus «víctimas»

«Pinging», así funcionaban las escuchas ilegales reuters

Borja Bergareche

Todos en la redacción de «News of the World» sabían de su existencia. Le llamaban «pinging». Y pasaba por dejar un nombre en un papel y 300 libras en la mesa de un editor, esperar media hora, y recibir de vuelta otro papel con la localización de la víctima elegida, un famoso de vacaciones en Escocia, un deportista de escapada con una amante y otros sujetos cuyas vidas privadas eran perseguidas por el tabloide.

En el camino, un agente de policía con la categoría suficiente había enviado una petición oficial -al amparo de la ley que regula los poderes de investigación de la Policía (ley Riga por sus siglas en inglés)- a una operadora telefónica para que los postes fijos de telefonía buscaran la señal del móvil de la persona acosada. Cada pocos minutos, un teléfono emite señales para localizar el recibidor más cercano a través del cual enviar o recibir sus llamadas, y hacer así las redes de comunicaciones más eficientes.

En unas horas, los sabuesos de ese periodismo de «altura» practicado por «News of The World» y otros tabloides, armados de cámaras y cuadernos, caían sobre las vidas privadas de personajes de la vida pública.

Práctica ilegal

Al menos dos periodistas del tabloide ya cerrado eran citados por «The New York Times» en 2010 describiendo el mecanismo. «The Guardian» , por su parte, se refiere este miércoles a Greg Miskiw como el editor de información que presuntamente canalizaba las «peticiones» de los redactores a policías corruptos.

En los 56 cuerpos de policía que hay en el Reino Unido existe solo un reducido grupo de agentes autorizados a realizar peticiones de localización a las operadores, en las que a su vez solo unos pocos empleados pueden atender esas peticiones reguladas y fiscalizadas de forma estricta por la ley Riga.

Interceptar la señal de teléfono de una persona que no es objeto de una investigación policial constituiría una violación de esa ley , según «The Guardian» -el diario que ha liderado el caso-. Esta fue, de hecho, la acusación que llevó a la cárcel por unos meses en 2007 a Clive Goodman, corresponsal de Casa Real de «News of The World».

Otra técnica de localización utilizada con frecuencia era la de intervenir las tarjetas de crédito para ver dónde se habían realizado los últimos movimientos. Así habría localizado el tabloide a John Hewitt, examante de Diana de Gales, cuando viajó a España para evitar la presión de los medios.

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