Barcelona se suma a la «limpieza» de papeles
Tras 32 años de gobierno del PSC, el Ayuntamiento vacía sus archivos
ÀLEX GUBERN
Es una imagen corriente en la mayoría de cambios de gobierno: para el ejecutivo saliente, todo dentro de la más estricta normalidad, para el ejecutivo entrante, una imagen para la sospecha. Como en otras corporaciones y gobiernos autónomos tras el 22-M, en el Ayuntamiento ... de Barcelona todo es un ir y venir de cajas y carpetas, una mudanza política que ayer se hacía patente a pie de calle, donde un camión (como se aprecia en la imagen) recogía numerosa documentación, en este caso procedente del gabinete de alcaldía.
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Fuentes municipales señalaron a este diario que el traspaso de poderes se está haciendo de manera ejemplar —así lo reconoce también el futuro alcalde, Xavier Trias (CiU)— y que el trasiego de papeles es el habitual en estos casos, en tanto que los despachos se entregan vacíos a sus nuevos inquilinos y la documentación importante bien se guarda en el archivo general, bien se traspasa directamente al nuevo concejal responsable de cada área. El papeleo más prescindible se tritura «in situ».
Toma de posesión aplazada
En cualquier caso, tras 32 años de gobierno ininterrumpido de la izquierda en Barcelona, y dado el importante volumen de la corporación barcelonesa —presupuesto sobre los 2.700 millones y una plantilla de 13.000 trabajadores—, la mudanza política en plaza Sant Jaume está siendo notable, apenas unos meses después de que en el edificio de enfrente, el Palau de la Generalitat, el PSC también se viese obligado a recoger sus enseres.
En Barcelona, sin embargo, y a diferencia del resto de ayuntamientos españoles, que se constituyen el próximo sábado, el traspaso de poderes se podrá realizar de manera más sosegada, en tanto que la toma de posesión del nacionalista Trias se ha aplazado hasta el 1 de julio debido a la impugnación del grupo del PP, que reclama la validez de unos sesenta votos nulos para lograr el noveno concejal, que iría en detrimento de la federación nacionalista.
Ayer, el jefe de filas popular, Alberto Fernández, recordaba que su recurso es absolutamente legítimo, y negó que la impugnación signifique la paralización del gobierno local. Si el Ayuntamiento se para, vino a decir, será porque otros no están haciendo su trabajo. Mientras el TSJC resuelve si el PP tiene derecho a su noveno edil (se quedaría a sólo dos del PSC y a cinco de CiU), Fernández prepara la estrategia ante un mandato en el que va a ser protagonista.
Sin ir más lejos, la Federación Socialista de Barcelona debía ratificar anoche el informe político de Jordi Hereu (PSC) en el que se confirmaba la estrategia de ejercer una oposición nítida, descartando cualquier opción de avanzar hacia una sociovergencia. En este escenario, la dependencia nacionalista con respecto al PP va a verse aún más acentuada.
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