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El TC se cree a ETA

ETA ha estado treinta años en las instituciones vascas y su presencia sólo ha rendido beneficios a sí misma. Solo se avanzó hacia la paz cuando los terroristas fueron expulsados del Parlamento

LA peor de las opciones ha sucedido con la decisión del Tribunal Constitucional —por un estrechísimo margen de seis a cinco— de revocar la anulación de las candidaturas de Bildu, sentenciada por la sala del 61 del Tribunal Supremo. El Estado ve así frenado su ... proceso de desmantelamiento de la estructura «política» de ETA, que recibe un balón de oxígeno en el último segundo de una historia que podría haber supuesto el fin del terrorismo en las instituciones vascas. Ésta es la situación que ahora se habría consolidado si el TC hubiera tomado en consideración la realidad de los hechos, la fuerza de las pruebas y las lecciones de la experiencia. La sentencia del TC —propiciada por la intervención sobrevenida de su pleno, en el que la mayoría «progresista» se ha impuesto— devuelve la lucha contra ETA a las épocas en las que se creía que ETA y sus títeres políticos eran cosas distintas y en las que se pensaba —por cobardía o buena fe, o ambas cosas— que la expulsión de los terroristas sólo serviría para aumentar sus coartadas. Pues bien, ETA ha estado treinta años en las instituciones vascas y su presencia sólo ha rendido beneficios a sí misma. Únicamente se avanzó realmente hacia la paz cuando los terroristas fueron expulsados del Parlamento por aplicación de la ley de Partidos Políticos. Fue entonces posible plantearse el cambio político, cuando un socialista llegó a Ajuria Enea gracias a los votos del Partido Popular, el nacionalismo pasó a la oposición y el discurso de ETA sobre el «conflicto» empezó a perder fuerza. Cambio político que puede tener las horas contadas.

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