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Análisis

Gadafi busca dividir Libia

ALBERTO SOTILLO

[Ve aquí el gráfico ampliado a pantalla completa]

¿Se acabará la guerra tras la creación de una zona de exclusión aérea?

El impacto del ataque de la coalición es contundente, pero no puede prolongarse mucho en el tiempo. Una vez destruidas las defensas antiaéreas, las fuerzas de Gadafi pueden replegarse en el interior de las ciudades. Ahí no podrían disparar los aviones de la alianza. El conflicto podría estancarse. «No se debería entrar en el juego de negociar con Gadafi y dejar que se atrinchere en Trípoli. Gadafi querría dividir el país, como ocurrió en Corea», señala Saad Djebbar, analista para el norte de África de la universidad de Cambridge.

¿Abandonarán a Gadafi sus leales?

Esa es la esperanza de la coalición. Tras la primera revuelta, muchos militares, políticos y diplomáticos desertaron y se pasaron a los rebeldes. Pero otros se quedaron. El clan de los Gadafi se ha rodeado de un núcleo de leales, unidos por fuertes intereses económicos, empresariales y políticos. Estos no van a desertar. Hasta ahora, el régimen además ha contado con la lealtad de las tribus de los gadafa, los magharba y los warfalla. La lealtad de estos no es tan inquebrantable. Los jefes de tribu pueden jugar un papel muy importante a la hora de negociar una salida al conflicto o de pedir a Gadafi que se lo piense.

¿Cuál es la estrategia del dictador?

Durante estos días intenta entrar a la desesperada en las grandes ciudades para hacerse fuerte en las mismas. Sabe que si se pertrecha en las mismas, el conflicto se prolongaría, ya que la coalición no está dispuesta a bombardear núcleos urbanos. Entonces, tendría la oportunidad de intentar minar la unidad de la coalición, marear, negociar... «Gadafi busca el escenario de una guerra larga, con derramamiento de sangre, que pueda dar fuerza a los sectores opuestos a la intervención», afirma Ashour Shamis, opositor libio en Londres.

¿Habrá un éxodo de refugiados?

Si Gadafi ganase la guerra, habría un éxodo de rebeldes y allegados que huirían a Egipto, un país en una delicada transición política, que se enfrentaría a una catastrófica crisis humanitaria. Y si Gadafi pierde, también habría un éxodo masivo de sus leales, que huirían con toda probabilidad a Italia. Tal y como ocurrió tras la revolución de Túnez.

¿Enviará la coalición fuerzas de tierra a Libia?

La resolución aprobada por las Naciones Unidas lo prohíbe. Y desde luego, no hay por el momento la menor intención política de los aliados en ese sentido. La Administración Obama ha sacado como conclusión de la guerra de Irak que su país nunca más invadirá y ocupará un país árabe. Desde el cielo, desde submarinos o barcos de guerra, todo. Pero ni un paso más allá.

¿Qué ocurrirá en Libia si cae Gadafi?

No parece que ningún estadista en la coalición tenga un plan claro para la era post Gadafi. Este ha destruido sistemáticamente todas las instituciones políticas de su país. Libia no tiene un Estado que merezca ese nombre. Es un conglomerado de tribus unido por el dinero del petróleo y el reparto de influencias y favores. Se divide en dos mitades: la oriental, inclinada hacia Egipto, y la occidental, vinculada con el Magreb. Pero la revuelta, como en otros países árabes, ha sido protagonizada por una nueva generación: jóvenes que aspiran a un nuevo estilo de vida más abierto, menos condicionado por el autoritarismo patriarcal imperante en la región.

¿Resistirá el Ejército del sátrapa la presión militar de los aliados?

Gadafi siempre descuidó a su Ejército. Ese es uno de sus puntos débiles. Dispondrá de un alto número de mercenarios mientras siga teniendo acceso a sus cuentas millonarias y alijos de dinero. Pero, en principio, los mercenarios tampoco estarían dispuestos a correr grandes riesgos. Muchos son adolescentes subsaharianos, alistados sólo para hacer unos ahorros. Puede confiar en los comités políticos armados, fanatizados y leales hasta la muerte.

¿Armará la coalición a los rebeldes para que puedan desalojar a Gadafi?

No existe ningún entusiasmo sobre el particular. Más bien al contrario. El temor es que muchas de las armas que han caído en manos de los rebeldes acaben en el mercado negro y de aquí pasen a Al Qaida. Ese es el caso, por ejemplo, de los misiles tierra-aire SA 7 saqueados en los cuarteles del Ejército libio en los primeros días de la revuelta y que exhiben alegremente los rebeldes durante estos días. Son armas capaces de derribar un avión desde tierra y que podrían ser muy peligrosas en manos de terroristas. De todas formas, informes de Prensa señalan estos días que Egipto estaría armando subrepticiamente a los rebeldes, pese a la reservada actitud de las autoridades de El Cairo.

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