Japón amanece de nuevo en alerta. La central nuclear de Fukushima-1, afectada por el fuerte terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter que sacudió el viernes la región y que registró una explosión en uno de sus reactores, ha sufrido un nuevo problema en otro de los reactores, según ha informado la agencia nuclear japonesa.
"El sistema de refrigeración de emergencia del reactor número 3 ha dejado de funcionar en la central, por lo que las instalaciones han de asegurar de manera urgente los medios para llevar agua al reactor", ha señalado un portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial de Japón. Por su parte, el ministro portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano, ha indicado que los responsables de la central están tratando de enfriar el reactor número tres de la planta 1 de Fukushima y que va a liberar vapor radiactivo de forma controlada.
El sábado, una explosión voló el techo y las paredes superiores del edificio en que se encuentra el reactor número 1, desatando la alarma sobre una liberación incontrolada de radiación. Posteriormente, la propia agencia nuclear descartó que dicha explosión hubiera dañado la estructura de protección del reactor.
Hasta ahora solo se han confirmado nueve casos de exposición a la radiación tras las pruebas realizadas por las autoridades municipales, pero la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial japonesa ha informado de que el número de personas expuestas a la radiación podría ser de entre 70 y 160. Además, unas 140.000 personas han sido evacuadas de las inmediaciones de esa central nuclear tras el terremoto y el posterior tsunami del viernes.
Entretanto, un funcionario nipón ha afirmado que podría estar en marcha una fusión en uno de los reactores de la planta nuclear, aunque el embajador de ese país en EEUU ha asegurado que no hay ninguna prueba de que sea así, informa la cadena de televisión CNN. "Hay una posibilidad, vemos la posibilidad de una fusión", afirma Toshihiro Bannai, director de la Oficina de Asuntos Internacionales de la Agencia de Seguridad e Industrial japonesa vía telefónica a la cadena de televisión estadounidense. "En estos momentos no hemos confirmado aún que realmente esté en marcha una fusión, pero existe la posibilidad", recalca. No obstante, expresa su confianza en que los esfuerzos para contener la crisis prosperen.
Explosión de nivel cuatro sobre siete
Dentro de la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés), la explosión registrada ayer en la planta está considerada de nivel cuatro sobre sitete. En esta escala, el accidente de Three Mile Island, en Pensilvania, en 1979, está valorado de nivel cinco, mientras que el desastre nuclear de Chernobil en 1986, el más grave de la historia de esta industria, representa un siete sobre siete.
Es la misma categoría que recibió el que hasta ahora había sido el peor accidente nuclear de la historia de Japón, ocurrido en 1999 en Tokaimura, cuando una explosión seguida de una fuga en un planta de procesamiento de uranio mató a dos operarios y expuso a más de un centenar de habitantes a altos niveles de radiación.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) comunicó que la explosión de ayer ocurrió fuera del recipiente primario de contención, por lo que el núcleo del reactor no ha sido dañado. La empresa Tokyo Electro Power Company (Tepco) ha confirmado que "la integridad del recipiente primario de contención del reactor número uno de la planta de Fukushima permanece intacta". A su vez, Japón señalaba la presencia de cesio-137, altamente radiactivo, y iodine-131 en las cercanías del reactor dañado, que resultaron en "un aumento inicial de los niveles de radiactividad alrededor de la planta a primeras horas de hoy, pero se observó que estos niveles habían descendido en las últimas horas".
Se duplican los esfuerzos para el rescate
Por otro lado, el Gobierno de Japón duplicará hasta 100.000 el número de militares desplegados en las zonas devastadas por el terremoto. Un total de 50.000 soldados adicionales serán enviados en las próximas horas para ayudar en las tareas de rescate en una amplia franja de la costa oriental que arrastró todo a su paso. El primer ministro japonés, Naoto Kan, había anunciado ayer que serían 50.000 los efectivos militares que participarán en el operativo pero hoy decidió duplicar su número.
En la operación de rescate también participan 25 buques de las Fuerzas de Autodefensa Marítima (Armada), que buscan a los desaparecidos en alta mar. Tanto la base área militar como el aeropuerto civil de la provincia nororiental de Miyagi permanecen inundados desde la ola gigante de diez metros de altura que arrasó el viernes la zona. Ante esta situación, los helicópteros japoneses utilizarán de lanzadera improvisada el portaaviones estadounidense Ronald Reagan, flanqueado por dos destructores y enviado por EEUU, que ha puesto en alerta a toda la VII Flota en el Pacífico Oriental, según la cadena de televisión NHK.
El tsunami empeoró la destrucción causada por el terremoto, se llevó por delante localidades costeras enteras en la costa nororiental y fue "mucho peor de lo esperado", según las autoridades niponas. El último cómputo oficial habla de 687 muertos y 650 desaparecidos por la catástrofe, pero los medios locales los incrementan hasta más de 1.800.
Las tareas de rescate coordinadas por los militares se están viendo dificultadas por las constantes réplicas del terremoto, además de las carreteras agrietadas e inundadas por el maremoto.












