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La carcoma

«Lo nuevo, en el caso catalán, es que las transacciones entre el poder político y el llamado cuarto poder ya no se producen de tapadillo, sino a plena luz, mediante un persistente goteo de favores y subvenciones»

POR XAVIER PERICAY

HACE un par de semanas, uno de los diarios catalanes de mayor difusión publicaba en portada el siguiente sumario: «Duran asume la relación del Govern con España». En el enunciado, claro, «Duran» era Josep Antoni Duran Lleida, y «el Govern», el Gobierno de la Generalitat. ... En cuanto a la palabra «España», lo más probable es que estuviera allí en funciones y que el titular de la designación fuera el Gobierno del Estado. Lo más probable. Y es que entre los tres términos del enunciado —Duran, Govern, España— se establecía, aparte de la relación indicada, otra manifiestamente desigual; así como los dos primeros tenían un referente inequívoco, el tercero, como consecuencia del proceso de sustitución operado, dejaba el campo libre a la imaginación. Del mismo modo que uno podía ver allí la presencia del Gobierno del Estado, podía ver la del propio Estado. O la de la Nación, constituida por el conjunto de sus ciudadanos. O la de vaya usted a saber quién o qué. Son las ventajas de los tropos. Actúan con la elasticidad de una goma de mascar y, encima —aunque ello ya depende de la destreza de cada usuario— permiten confeccionar unos globos enormes.

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