CASARRUBIOS
Juicio contra la mujer acusada de matar a su vecino de un «botellazo»
Los miembros del jurado están de servicios mínimos y

Los miembros del jurado popular que juzga desde el martes en
Toledo a una mujer acusada de matar a un vecino de Casarrubios del Monte la Nochevieja de 2007 están de «servicios mínimos», por lo que han acudido a la Audiencia de Toledo. Así se lo comunicó al jurado popular (nueve titulares y dos suplentes) el magistrado presidente del mismo, Emilio Buceta, quien antes les advirtió que al tratarse de una «causa con preso"»no procede la suspensión de la vista. Este jurado popular deberá pronunciarse sobre la culpabilidad o la inocencia de María del Carmen N.M., de 62 años, acusada de matar con una botella de cristal en la cabeza a Gregorio G.O., de 55 años, tras una discusión por motivos económicos.
En el primer día del juicio, los vecinos de Gregorio G.O., el hombre de Casarrubios del Monte que murió de un botellazo que le propinó, presuntamente, María del Carmen N.M. en las Navidades de 2007, han coincidido en señalar que la víctima hacía ostentación de tener mucho dinero y que su casa era frecuentada por prostitutas. En la sesión vespertina de la primera jornada de la vista oral con jurado que se sigue en Toledo contra María del Carmen, las vecinas del fallecido testificaron que la última vez que vieron a la víctima fue la tarde de Nochebuena (la autopsia fija entre los días 30 y 31 de diciembre la muerte de Gregorio). Una de las vecinas, María del Carmen M.M., que ha dicho haber recibido parte de la herencia del fallecido -separado de su mujer desde hace más de veinte años y que no tenía ninguna relación con sus hijos- ha afirmado que llamó a Gregorio el día 24 para invitarle a pasar la Nochebuena con su familia y que éste le respondió que iba a pasar las Navidades con una chica rubia (que coincide con el color del pelo de la acusada). Los testigos, incluidos dos policías locales del pueblo, han coincidido también en que a la acusada la habían visto alguna vez por el pueblo con Gregorio en fechas anteriores a su muerte y que la víctima tenía un «mal beber», ya que cuando se emborrachaba insultaba y vociferaba, pero nunca le vieron llegar a mayores, a pelearse con la gente.
El fallecido presumía entre los vecinos de ser un hombre rico al haber recibido de su padre una herencia
Los dos policías locales relataron como semanas antes de la muerte de Gregorio, en noviembre de ese año, acudieron a la casa del fallecido a entregarle el bolso que había perdido la acusada y que ésta no parecía una invitada ocasional, pues, les abrió la puerta en camisón y les invitó a entrar. Los hijos del fallecido, que han reclamado indemnización por la muerte de su padre, han dicho, sin embargo, que la relación con su progenitor era nula desde que sus padres se separaron hace más de veinte años y que desconocían las compañías que frecuentaba su padre, del que han recibido una importante suma de dinero. El fallecido presumía entre los vecinos de ser un hombre rico al haber recibido de su padre la herencia de unas tierras valoradas en un millón de euros y que solía ir con un «fajo de billetes» en el bolsillo, según ha relatado la testigo Victoria L.S.
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