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Con Bolonia hemos topado

La Universidad está llamada a ser el motor de la recuperación económica. Pero necesita que la sociedad la valore

ÓSCAR DEL POZO / J.GARCÍA

milagros asenjo

El curso universitario que ahora echa a andar será el de la plena adaptación de las carreras a Bolonia, es decir, a las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Este es a corto plazo un objetivo prioritario de la Universidad española, donde cursan sus estudios alrededor de un millón y medio de alumnos, vinculado al desafío de que la institución académica superior impulse la recuperación económica y sea motor de ese cambio que demanda la sociedad.

Pero, ¿qué Universidad queremos? ¿Qué Universidad necesitamos para afrontar los retos del futuro? Nadie mejor que los rectores para definir el modelo de institución que responda a las expectativas de futuro y para analizar si las instituciones actuales están en condiciones de construir un sistema de calidad, competitivo y capaz de atraer talento, así como de entroncarse en la sociedad.

Rectores de universidades públicas y privadas, encabezados por el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y rector de Cantabria, Federico Gutiérrez-Solana, analizan para ABC las fortalezas y debilidades de la Universidad y los cambios que han de acometerse para que ejerza ese liderazgo que de ella se espera para salir de la crisis. Con la calidad y la competitividad como principios, los rectores reivindican reformas para mejorar la financiación, la gobernanza, la visibilidad internacional, la investigación y la transferencia de conocimiento.

Todos coinciden en que el sistema universitario español es altamente competitivo y eficiente, «sobre todo -afirman- si se tiene en cuenta su insuficiente financiación». A la vez, lanzan un llamamiento para que los poderes públicos y el sector privado lleguen a la convicción de que invertir en en educación superior, y en educación en general, es garantía de futuro.

Aval social

Como premisa fundamental para que la Universidad actúe como un potente motor de cambio, y reconociendo que se están dando pasos muy positivos y promoviendo instrumentos con el Plan Estrategia Universidad 2015 -donde los Campus de Excelencia Internacional juegan un papel primordial-, destacan que es imprescindible el aval social, porque, en palabras de Gutiérrez-Solana, «si no hay conciencia social de lo que significa la Universidad, hay que generarla».

Sostiene también que «a veces da la sensación de que no se tiene conciencia de lo que es». El rector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Juan A. Gimeno, valora la dimensión social de la Universidad como la tercera pata del sistema y apuesta por una relación más estrecha entre universidad y sociedad. Por su parte, la rectora de la Universitat Autònoma de Barcelona, Ana Ripoll, resalta la necesidad de que la sociedad conozca lo que supone para el bienestar social la actividad docente e investigadora que se realiza en los campus universitarios.

Un nuevo escenario

La opinión unánime de los rectores de que Bolonia -plan que toma su nombre de la ciudad italiana donde se firmó la Declaración que ha desembocado en los cambios que se llevan a cabo para armonizar el sistema español con los del centenar de países integrados en el EEES- constituye una «oportunidad única» para crecer en calidad y situar la enseñanza superior española en condiciones de competir en ese espacio común europeo y en el ámbito internacional en sentido más amplio.

«El nuevo sistema de enseñanza-aprendizaje está obligando a modernizar el proceso de difusión del conocimiento en la Universidad», comenta la rectora de la Universitat de les Illes Balears, Montserrat Casas. «Los estudiantes -continúa- obtienen mejores resultados, ya que no se trata de acumular muchos conocimientos, sino de tener las habilidades y las competencias para seguir adquiriendo dicho conocimiento a lo largo de toda la vida».

Para el rector de la Universidad de Córdoba, José Manuel Roldán, «el proceso de implantación del EEES es un cambio de gran trascendencia en el que no se debe improvisar ni dejar las cosas al azar». Además, «ha de hacerse de forma gradual y también debe financiarse gradualmente. Si no, todo dependerá del voluntarismo y del esfuerzo del profesorado». Precisamente, entre lo reproches que recibe el proceso destaca el que se refiere a su financiación. «Se está haciendo a coste cero», es la denuncia más repetida al tiempo que se insiste en que las instituciones se ven obligadas a «recurrir a la imaginación» para seguir el calendario de Bolonia.

«Lamentablemente -asegura el rector de la Universidad Politécnica de Valencia, Juan Juliá- se va a tener que hacer a coste cero con gran sacrificio y esfuerzo de la comunidad universitaria. Pero sin duda se hará». Pedro González-Trevijano, rector de la Universidad Rey Juan Carlos, opina que «es difícil contemplar un cambio de modelo como el que supone la incorporación el EEES sin coste» y resalta que su universidad ha incluido el coste del proceso como «línea específica» en su Plan Estratégico.

José Antonio Cobacho, rector de la Universidad e Murcia, reconoce que «no ha se ha dispuesto toda la financiación requerida para una implantación adecuada» de Bolonia, pero «estamos -advierte- en un proceso de cambio que es necesario acometer». Gutiérrez-Solana destaca el esfuerzo de todas las universidades para implantar Bolonia. «Hay que pensar que los nuevos procesos metodológicos requieren adaptación de espacios, formación adecuada del profesorado... Todo ello exige una financiación extra que tenemos que evaluar de cara al futuro».

Ana Ripoll insiste en que «Bolonia nos va a ayudar a internacionalizar los estudios superiores y es una oportunidad que no podemos perder porque no podemos quedarnos fuera de Europa, pero es imposible financiar el proceso a coste cero». Por tanto, entiende que «habrá que incrementar las becas de movilidad». En parecidos términos se pronuncia Juan A. Gimeno, quien reclama una atención especial para la UNED debido a sus dimensiones y a sus especiales características.

Javier Uceda, rector de la Universidad Politécnica de Madrid, se muestra rotundo: «Sin recursos no se puede dar el salto pretendido». Y añade: «es verdad que con el nuevo modelo ganamos en flexibilidad, pero en las cuestiones que tienen que ver con la calidad, los métodos y la atención a lso alumnos demandan más medios”.

Esfuerzo sobreañadido

Las privadas también apuestan fuerte por Bolonia. El rector de la Universidad de Navarra, Ángel Gómez Montoro, resalta que, desde los comienzos, su universidad ha querido «convertir a los alumnos en protagonistas de la educación» y, en consecuencia, el proceso de Bolonia es «una oportunidad para seguir avanzando en esa línea». Rafael Cortés Elvira, rector de la Universidad Camilo José Cela, añade que el EEES «debe ser el punto de partida para que la Universidad sea el eje alrededor del que gire todo el esfuerzo que genera el proceso educativo». «Bolonia es la evolución necesaria de la Universidad comprendida en el marco europeo que nos traerá muchos más beneficios conforme se vaya desarrollando».

Y todo ello «siempre que se obtenga una financiación adecuada», concluye. Los equipos de gobierno de las universidades son maestros en el arte de sobrevivir, y más en los tiempos que corren. Ocurre que «la Universidad española está mal financiada», asegura Gutiérrez-Solana, afirmación con la que todos los rectores coinciden. En efecto, «estamos en el 1,1% del Producto Interior Bruto (PIB) frente al 1,4% y hasta el 1,5% de la media de otros países de la OCDE».

Y esto por no hablar de algunos países de América donde ese porcentaje del PIB alcanza el 2,7%. José Manuel Roldán advierte de que la financiación «en buena parte está en función de cada comunidad autónoma». No obstante, subraya que la evolución de la crisis, los recortes y la congelación hacen que «el panorama sea preocupante». El rector de Córdoba resalta que las universidades están tomando medidas «para reducir los gastos y optimizar los recursos».

¿Cuál es el modelo ideal de financiación para no vivir en permanente sobresalto? Guíados por el principio de responsabilidad para devolver multiplicado a la sociedad lo que ésta da la Universidad y con la «rendición de cuentas» como norma, apuestan por fórmulas en las que se combine la financiación básica con la que prima objetivos, entre los que deberían contar los resultados de la investigación, la excelencia docente, la internacionalización o la capacidad de transferencia del conocimiento y la vinculación con la empresa.

Montserrat Casas considera que «nuestra universidad no puede sobrevivir con el actual modelo». Ana Ripoll califica el sistema de «injusto» porque «todos los alumnos no deben pagar lo mismo». Aboga por acercar las tasas al coste real, ya que ahora un estudiante «solo paga un promedio del 18%». Además propone que los alumnos con talento que no puedan pagar tengan becas.

Junto a la financiación, la gobernanza es otro de los elementos clave para alcanzar los objetivos de calidad que se persiguen. «El sistema universitario debe dotarse de los elementos de gestión que permitan responder de manera suficientemente ágil, porque no se puede tardar un año en resolver los problemas», comenta el presidente de la CRUE, y con él todos los rectores.

Ana Ripoll defiende un modelo basado en el diálogo y el consenso y resalta que «la gobernanza no se ha de traducir en quién elige al rector sino en cómo gobiernas y cómo cumples las líneas estratégicas». Juan Juliá expresa el sentir general: «El debate de la gobernanza debe afrontarse con las debidas cautelas y preservando siempre una verdadera autonomía universitaria».

Investigación, piedra de toque

La implicación de la Universidad en un modelo económico y productivo que permita un desarrollo sostenible es una reivindicación unánime. Y es que el 60% de la investigación española se realiza en los campus. Pero, los grandes proyectos y las grandes subvenciones se canalizan a través de otras instituciones y empresas. En opinión de Carlos Andradas, rector en funciones de la Universidad Complutense, «en este modelo debe tener un papel protagonista la I+D+i en la que la Universidad tiene mucho que aportar impulsando una investigación interdisciplinar».

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