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Síndrome de Down: Burgos cumple sus Bodas de Plata

«Caminante son tus huellas el camino y nada más, Caminante no hay camino sino estelas en la mar»

LUIS MAYORAL

14 de junio de1985. Seis familias cuyo único vínculo lo constituían sus hijos con síndrome de Down decidieron en torno a la mesa de un café agruparse para intentar ofrecerles un futuro pleno de felicidad y dignidad. Aquellos padres no hablaban de las cosas que hoy nos ocupan diariamente. Conceptos como inclusión, empleo normalizado o vida independiente aún no ocupaban lugar alguno en su imaginación. Sencillamente no les gustaba lo que veían, no entendían la exclusión en la escuela, ni el trato indiferente en buena parte de los consultorios médicos y menos, si cabe, las reacciones de sus conocidos al cruzarse con ellos en lugares públicos.

Aquellos padres y otros como ellos se cansaron de llamar a las puertas de ineficientes responsables públicos y recibir vagas respuestas del tipo… «qué vamos a hacer, así están las cosas», o de pseudo científicos peseteros, dispensadores de soluciones milagrosas a ser posible integradas y por supuesto extranjeras y carísimas. Así que, asumiendo el verso de Machado, se pusieron a andar y hacer camino a sabiendas que muy posiblemente su vida ya no iba a ser la misma, que se avecinaba mucha faena y que precisamente por esto, solos lo tendrían mas difícil.

Empezaron con una psicóloga, a la vez madre con un niño con síndrome de Down que, maleta en mano, proporcionaba a sus hijos los apoyos que necesitaran en el propio domicilio. Casi simultáneamente dos guarderías públicas habilitaron espacios para que esos y otros niños con síndrome de Down comenzaran su andadura integradora, siempre apoyados por la asociación.

Las bases estaban puestas. Trece años después, aquella minúscula agrupación sigue siendo una pequeña asociación, con 80 familias, 300 colaboradores, 23 profesionales, dos centros de intervención, un colegio específico y un flamante centro, orientado a la promoción de la autonomía personal. Modestas realizaciones conseguidas con el concurso de amigos, entidades, administraciones, organizaciones del mundo asociativo, (Cermi, Down España, Feclaps) y muchas personas a quienes agradecer su comprensión, interés, disposición y generosidad

Lo que queda por hacer es mucho todavía, profundizar en el ejercicio de los derechos, caminar hacia la emancipación de las personas con síndrome de Down, constituyen retos que nos deben ocupar los próximos años. La asociación síndrome de Down de Burgos así se lo plantea.

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