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Pajín, si lo sé no vengo

Tras su tortuoso empeño por ser senadora, su llegada ha crispado la relación con los grupos y cosechado sonoros fracasos

ÁNGEL DE ANTONIO

PALOMA CERVILLA

El «patinazo» de Leire Pajín en el Senado, al anunciar un día antes la derrota de la moción del PP para prohibir el burka —que después no fue tal sino que triunfó dejando a la intemperie a la senadora y secretaria de Organización del PSOE— ... ha puesto de manifiesto su peculiar forma de hacer política que, desde que llegó el 1 de diciembre de 2009 y hasta el momento, se ha saldado con un aumento de la crispación en la Cámara y una serie de fracasos de su estrategia política. El corajudo empeño por ser senadora (siete meses estuvo luchando por ello) no se ha traducido en un resultado positivo para el PSOE. Ahí están el callejón sin salida en que se han metido con el uso de las lenguas, que han tenido que frenar y limitarlo a las mociones del Pleno; la prohibición del burka y la reforma del Tribunal Constitucional, al aprobar la tramitación para cambiar la Ley Orgánica enviando la pelota al tejado del Congreso y obligando al PSOE a posicionarse.

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