ZP, la mayor prima de riesgo
Cada vez nos creen menos. Ni el plan de ajuste, ni el anuncio de aprobar una reforma laboral con o sin acuerdo, ni la aceleración del proceso de reestructuración bancaria son suficientes elementos para convencer a los mercados de que España va en serio y de que hará las reformas necesarias para garantizar la sostenibilidad futura de nuestras finanzas públicas.
Cualquier excusa es buena para castigar a España. Ayer la crisis húngara llevó la prima de riesgo que tiene que pagar el Tesoro español por su deuda a largo plazo a rozar los 200 puntos básicos, o lo que es lo mismo, España tiene que pagar un 2% más que Alemania por colocar sus títulos. Y si destina más a financiar una deuda creciente, una de dos, o recorta otros gastos (en pensiones, en funcionarios...) o sube impuestos, o ambas cosas como está sucediendo, y es solo el principio.
Pero ¿por qué tosen los húngaros y nos constipamos nosotros? Nos preguntamos los ciudadanos de a pie. A estas alturas yo sólo encuentro una respuesta. España no es creíble, y no es creíble porque su presidente, Rodríguez Zapatero, se ha convertido en la principal prima de riesgo de nuestro país.
Desde que llegó al poder en 2004 Zapatero ha hecho caso omiso a quienes desde sus propias filas le advertían de la necesidad de garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas. Además ha rechazado por activa y por pasiva la posibilidad de tomar medidas que supongan un abaratamiento del despido, o una merma del poder adquisitivo de los pensionistas y un sinfín de promesas más. Y ahora, cuando presionado por los mercados y los altos mandatarios internacionales anuncia un cambio drástico en su política económica, nadie le cree.
En menos de dos semanas habrá reforma laboral, y estoy casi segura de que incluirá cambios radicales que ni el PP se atrevería a abordar por temor a un levantamiento popular, pero ni aún nos creen.
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