Hazte premium Hazte premium

Populismo fiscal

EL presidente del Gobierno sigue dando tumbos a la hora de afrontar la crisis económica ante una opinión pública crecientemente indignada por la falta de coherencia y la ineficacia de un Ejecutivo superado por las circunstancias. Después del «tijeretazo» que castiga a 8,6 millones de funcionarios públicos y de pensionistas, llega la demagogia tributaria en forma de un impuesto para los «ricos». Como es notorio, se trata de una maniobra de distracción con el objetivo de hacer un guiño a la izquierda radical y disfrazar bajo un manto de populismo el decreto-ley aprobado el jueves, que supone el mayor recorte social en la historia de la democracia. La vicepresidenta Elena Salgado anuncia un impuesto de carácter temporal, concebido como una «contribución solidaria» a la lucha contra la crisis. De nuevo los bandazos constantes de Rodríguez Zapatero y los ministros crean una situación de incertidumbre que resulta incompatible con la confianza que necesita la economía española en una situación de emergencia. Ahora vuelve el voluntarismo sin sentido: la vicepresidenta asegura que no se llegará a los cinco millones de parados, pero la credibilidad del Gobierno en materia de predicción sobre las cifras del desempleo está bajo mínimos. En todo caso, la propia Salgado reconoce que el Ejecutivo es incapaz de saber qué impacto pueden tener las medidas ya aprobadas en materia de empleo, pero por si acaso anuncia una revisión a la baja de las previsiones sobre crecimiento económico.

En lugar de maniobras oportunistas, Rodríguez Zapatero tendría que abordar de una vez por todas la reforma estructural del mercado del trabajo que demandan los sectores más dinámicos de nuestro tejido empresarial y que los sindicatos bloquean una y otra vez en defensa de sus intereses específicos. Es inútil seguir cerrando los ojos a la realidad en nombre de ideologías sectarias y tácticas de corto plazo. La economía española exige un nuevo marco laboral, una reforma del sistema financiero y una actualización del modelo en materia de pensiones. Los sedicentes «ricos» no son el problema, y además es muy probable que la carga tributaria recaiga de nuevo sobre las clases medias y en general sobre todos aquellos cuyos ingresos son fácilmente controlables por Hacienda. Hace falta altura de miras y sentido de la responsabilidad; es decir, justamente lo que no tiene Rodríguez Zapatero, como ha demostrado con una gestión lamentable de la crisis.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación