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Lección de José Tomás

LOS que llaman asesinos a los toreros deberían reparar en José Tomás. En una España perezosa y confundida, el diestro señala un mundo apasionado, sí, pero inmenso y lleno de certezas. Un hombre que trabaja sin fijarse en el dinero es un espejo que refleja ... la imagen pura que no queremos ver. No son toros, es la vida. No sólo es un arte; es el arte de la entrega. No es una misión; es un conflicto que soluciona a base de jugarse la vida. Y no es una tarde más; se entrega como si fuera la última. Hasta que lo sea. Valle-Inclán, tras una faena memorable de Belmonte, le dijo al torero: Juanito, ya sólo te falta morir en la plaza: Se hará lo que se pueda, don Ramón, se hará lo que se pueda, dijo el torero. Es la metáfora perfecta de lo que un hombre puede llegar a ser: no tiene miedo, no engaña y conoce su oficio y sabe que puede morir. En México, en Aguascalientes, un toro llamado Navegante le ha mandado aviso. Su pitón entró en la ingle izquierda, por donde salio un reguero impresionante de sangre, decía ayer en ABC Guillermo Leal.

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