«La familia es la mejor escuela para aprender valores»
Con visible simpatía por la fiesta de Madrid, Benedicto XVI se dirigió por televisión a los participantes invitándoles a dar «un testimonio sereno y firme de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer». El Papa había seguido de cerca los ... preparativos del encuentro en el que tomaban parte cuatro de sus colaboradores más directos en Roma, los cardenales Antonelli, Rylko, Cordes y Vallini.
Desde la ventana de su apartamento, el Santo Padre les dijo en español que ese testimonio «es de suma importancia para el presente y el futuro de la humanidad». El Papa estaba contento de saludar a las personas reunidas en Madrid «para celebrar con gozo la Sagrada Familia de Nazaret». En su mensaje, Benedicto XVI les comentó que Dios, «viniendo al mundo en el seno de una familia, manifiesta que esta institución es el camino seguro para encontrarlo y conocerlo, así como un llamamiento permanente a trabajar por la unidad de todos en torno al amor».
Hace grandes a los pueblos
En tono sereno y afectuoso, el Papa comentó que «la familia es la mejor escuela donde se aprende a vivir aquellos valores que dignifican a la persona y hacen grandes a los pueblos». Ayuda a la maduración humana pues sus miembros «se sienten arropados por el cariño que reina en casa por el mero hecho de ser miembros de la misma familia». Ese clima se mantiene y mejora con la oración diaria, la práctica de las virtudes, la comprensión y el respeto.
El Papa invitó a las familias europeas a confiar «en la materna intercesión de María Santísima, Reina de las Familias, y en la poderosa protección de San José, su esposo», para dedicarse sin descanso «a esta hermosa misión que el Señor ha puesto en vuestras manos». En una despedida muy cariñosa, el Santo Padre les dijo que podían contar «con mi cercanía y afecto, y os ruego que llevéis un saludo muy especial del Papa a vuestros seres queridos más necesitados. Os bendigo a todos de corazón».
Benedicto XVI va recuperando su agenda tras el incidente que sufrió en la Misa del Gallo, cuando la joven Susanna Maiolo, de 25 años, le tiró al suelo. Ayer salió por primera vez del Vaticano después del suceso para comer con 150 pobres en la comunidad de Sant´Egidio, en el barrio romano de Trastévere.
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